“En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?» Él les dijo: «Un enemigo lo ha hecho.» Los criados le preguntaron: «¿Quieres que vayamos a arrancarla?» Pero él les respondió: «No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: ‘Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero’.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia universal, celebra hoy, la fiesta entre otros santos en honor a San Chárbel Makhlouf, también conocido como Youssef Antoun que en árabe significa José Antonio, nació en Sharbil Majluf; Beqakafra, Líbano, el 8 de mayo de 1828, y murió en Annaya, Líbano el 24 de diciembre de 1898, fue un asceta y religioso maronita libanés, Beatificado en 1965 y canonizado en 1977, siendo desde ese año el primer santo del Líbano. Felicitaciones a toda la feligresía de la Parroquia San Chárbel, de Villa Granada, por sus fiestas patronales.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 13, del verso 24 al verso 30. En la que se relata la parábola de la buena semilla y la cizaña. Porque tal como la explica el Maestro, donde DIOS ha sembrado su semilla, también el mal ha crecido. Recordemos que en el relato anterior se venía hablando de la semilla buena, y en este relato se habla del trigo y la cizaña, que crecen mezclados en el campo; en un campo en el que los enemigos del Reino han ido haciendo también su trabajo.
Muy oportuno es recordar que DIOS, sembró su buena semilla al hacer al hombre, lo creó para la incorruptibilidad, y por ello puso en él su propia imagen (Sab 2,23). Sin embargo, junto a esta semilla, el que es llamado envidioso y mentiroso por naturaleza sembró la suya, la única posible en él: la cizaña. Y tal como lo expresa la parábola de hoy la cizaña ha sido plantada por el enemigo de la vida, la justicia y la paz. Una cizaña que a lo largo de la historia ha construido su propia red de alianzas malignas, que le permiten crecer y hacerse poderosa. Esas son las tentaciones que constantemente nos acechan y que nos alejan del plan de ser felices que, desde siempre DIOS, tiene para la humanidad.
Y es que, vivir en medio de la cizaña, que ha sido plantada por los mensajeros del mal, exige mucha fortaleza, para que cuando llegue el día de la cosecha, se pueda hacer una clara diferencia y permanecer del lado del proyecto del DIOS de la Vida. Teniendo bien claro que, la presencia del mal no es natural, es fruto de una tendencia humana que se consolidan en las estructuras de poder que se pervierten y también en los corazones que se dejan vencer por el egoísmo, y las ambiciones.
Al confrontarnos con el texto vemos que la historia de cada ser humano, es un campo de batalla. O un sembradío donde se debaten el bien, los valores y la gratitud, que DIOS ha sembrado en cada uno de nosotros, con los antivalores que el enemigo con su astucia ha ido proponiéndonos, para que adoptemos actitudes acomodaticias, que nos permiten aceptar las cosas malas como buenas y rechazar las buenas por el temor al qué dirán, o al rechazo por ser demasiados puritanos.
De allí que hoy sea el día para pedirle a DIOS, el discernimiento necesario, para poder diferenciar muy claramente entre el trigo y la cizaña de tal manera que podamos rechazar todo aquello que perturbe la paz interior y la capacidad de amar, y. que el Reino de los Cielos pueda seguir abriéndose camino y haciéndose realidad con nuestro Testimonio de vida. Ya que, en la comunidad del Reino, los que hemos optado por cultivar semillas de vida en la sociedad y en la historia, debemos saber que los obstáculos son muchos y que muchas veces nosotros mismos hemos sido parte de esos obstáculos, con nuestros pesimismos o con muchas barreras mentales que nos forjamos. Por eso es que nos vendría bien preguntarnos: ¿Qué he sembrado en el desarrollo de mi vida, trigo o cizaña? ¿Frente a las injusticias he cerrado mis ojos, o he enfrentado estos hechos?
Señor JESÚS, concédenos ese AMOR que brota de lo más profundo de Tu corazón, insobornable ante la mentira, para poder reconocer y hacer una acertada selección entre el Trigo que es Tu Palabra, frente a la cizaña y a las tentaciones del mal que nos acechan a diario. Amén.
Luis Perdomo
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