“En aquel tiempo, Jesús les propuso otra parábola: «Aquí tienen una figura del Reino de los Cielos: el grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo. Es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece, se hace más grande que las plantas de huerto. Es como un árbol, de modo que las aves vienen a posarse en sus ramas.» Jesús les contó otra parábola: «Aquí tienen otra figura del Reino de los Cielos: la levadura que toma una mujer y la introduce en tres medidas de harina. Al final, toda la masa fermenta.» Todo esto lo contó Jesús al pueblo en parábolas. No les decía nada sin usar parábolas, de manera que se cumplía lo dicho por el Profeta: Hablaré en parábolas, daré a conocer cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a los Santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen María. Madre de Dios, cuyos nombres se conservaron gracias a la tradición de los cristianos. Y son nada más y nada menos que los abuelos de Nuestro Señor JESUCRISTO, por lo que hoy puede considerarse el día de los abuelos.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo, capítulo 13, del verso 31 al verso 35. En el que se narra otra enseñanza que JESÚS, hace a sus interlocutores y en la que, utilizando el recurso literario de la parábola, hace una comparación, del Reino de los Cielos, con la semilla del árbol de mostaza y con la levadura que fermenta la masa.
Las parábolas del grano de mostaza que crece inexplicablemente y de la levadura que fermenta toda la masa, han sido colocadas por Mateo de forma paralela, probablemente para acentuar “el contraste”, por un lado, de la pequeñez del grano de mostaza y su crecimiento sorprendente y la similitud del proceso que se da al agregar una pizca de levadura a una medida de harina que hace crecer también inexplicablemente a la masa. Así es el Reino de los Cielos, que se hace Presente en medio de la humanidad y crece de manera inexplicable. Por eso es que el discípulo que presencia este Hecho Trascendental está llamado a involucrarse en esta dinámica insignificante en apariencia, pero que apunta hacia lo grande e insospechado porque DIOS es Su Causa y Quien Vela por Su Consolidación.
Muy pertinente es destacar que la introducción de este pasaje bíblico en medio del discurso pareciera romper con el desarrollo del mismo, sin embargo, ayuda a no perder de vista la razón principal por la que JESÚS habla en Parábola. La cita del Salmo 78, verso 2, en Mateo 13,35, resalta la Revelación de DIOS y Su Plan Salvador desde la misma Creación del mundo. Ya que con JESÚS Ha llegado el momento de conocer a fondo ese Plan para aceptarlo por la Fe y propagarlo con el testimonio de vida.
Al confrontarnos con el texto, vemos que las parábolas del grano de mostaza y de la levadura, insisten en el contraste que se da entre la pequeñez inicial de la semilla y la levadura y la grandeza que finalmente alcanza el árbol y la masa. Con esta enseñanza JESÚS nos invita a contemplar con asombro el sorprendente y grandioso final de la acción de DIOS, subrayando el valor decisivo del momento presente por insignificante que parezca, para poder transformar situaciones adversas o amenazas en fortalezas que nos permitan asumir con optimismo la Misión de ser Sus testigos en el mundo.
También es bueno tener en cuenta que estas parábolas no se refieren a lo que pasa en cada uno de nosotros, o dentro de la Iglesia, como ocurre con la red (13,47). Más bien nos invitan a mirar cómo el Reino de DIOS va madurando a través de toda la historia de la humanidad. Historia Sagrada, que no es solamente la historia antigua del país de JESÚS, sino toda la historia humana de la que Cristo es el Señor. Por lo que hay que confiar en el Poder de la Acción Amorosa de DIOS, que se va imponiendo sobre la negatividad del mundo y sus poderes fácticos que nos agobian y que muchas veces nos hace tambalear, pero que, por la Gracia de DIOS, no nos vencen, porque DIOS está con nosotros.
Señor JESÚS, haz de nosotros, que somos unos seres insignificantes, como la semilla de mostaza y la levadura, tus testigos eficaces, para transformar la maldad y el egoísmo, en solidaridad y servicio, signos característicos de la llegada de Tu Reino a la humanidad. Amén.
Luis Perdomo
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