Evangelio del Día. Mateo 18,1-5.10

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«En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: « ¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?» Jesús llamó a un niñito, lo colocó en medio de los discípulos, y declaró: «En verdad les digo: si no cambian y no llegan a ser como niños, nunca entrarán en el Reino de los Cielos. El que se haga pequeño como este niño, ése será el más grande en el Reino de los Cielos. Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe. Cuídense, no desprecien a ninguno de estos pequeños. Pues yo se lo digo: sus ángeles en el Cielo contemplan sin cesar la cara de mi Padre del Cielo».

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 La Iglesia Universal, celebra hoy la fiesta de los Santos Ángeles Custodios. Ángel significa enviado o mensajero. Son espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación. Pertenecen al universo espiritual que rodea a DIOS, están sometidos a Cristo y sirven al hombre. Los ángeles son mediadores entre DIOS y los hombres. Aquel que media entre el mundo divino y el mundo terreno.

  Y la liturgia de hoy nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo capítulo 18, versos del 1 al 10. en el que se nos habla de la acogida a los niños, signo de vitalidad, de la ternura, pero también de la fragilidad, de lo vulnerable, aquel que necesita cuidado para crecer, y aprender; de ellos, dice el Evangelio: «sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre Celestial». Así, que estos niños amados de DIOS, son también el rostro de DIOS, porque son pura inocencia, reflejan el valor de la vida como nadie, y sobre todo reflejan el Amor de DIOS a los hombres. Por eso es que el que acepta a un niño: acoge la ternura de DIOS, la Vida de DIOS, el Rostro de DIOS, y acoge a Cristo.

 A la pregunta de sus interlocutores, ¿de que quién es el más grande del Reino de los Cielos? JESÚS, responde con un gesto que bien pudiera definirse como una «parábola de acción», ya que pone en el centro a un niño con el propósito de ilustrar su enseñanza. Indudablemente que la presencia del niño introduce uno de los temas predilectos de las Buenas Nuevas de JESÚS: «los más pequeños o excluidos de la comunidad y su importancia para DIOS»

  El niño o los niños, más que ejemplo de inocencia y pureza, es en el tiempo de JESÚS, expresión de insignificancia y marginación, por lo que solo le queda refugiarse en sus mayores para garantizarse su protección. Pero según el nuevo sistema de valores propios del Reino de DIOS, «los pequeños», es decir los miembros de la comunidad que continuamente son despreciados, son ahora los privilegiados de DIOS y los que llevan la delantera para entrar en su Reino. Esa es la referencia para el actuar de cada uno de los seguidores de JESÚS, y poder vivir a plenitud la fraternidad dentro de la comunidad.

 Al confrontarnos con el texto y ver la curiosidad de los primeros discípulos, que puede ser también nuestra curiosidad, para saber quién es el más importante, podemos entender que ellos, al igual que muchos de nosotros, tienen en su mente los criterios que en todos los tiempos de la humanidad han imperado para establecer clases o extractos sociales, donde los que tienen poder, dinero o fama son los más importantes. Pero la comunidad de JESÚS es Radicalmente diferente, ya que la Comunidad del Reino no es una Comunidad de éxito, de la autopromoción, de la fama o del poder acumulado. Es más bien, una Comunidad de entrega y del servicio generoso.

 En esta comunidad se invierte la valoración tradicional, aquí los últimos son los primeros, y por eso es que los niños, y «el lumpen», es decir los marginados y excluidos son los primeros en la construcción de La Comunidad del Reino, ellos son la base de la nueva sociedad. Por lo que podemos inferir que JESÚS nos está insistiendo en algo fundamental para mejorar las relaciones fraternales que tenemos que tener los miembros de la comunidad cristiana, que es la de entender, que todos tenemos una misma dignidad ante los Ojos de DIOS, y por eso es que tenemos que tratarnos como hermanos.

Señor JESÚS, ayúdanos a cambiar los valores equivocados del mundo por los valores correctos del Reino. Y de esta manera podamos construir comunidades fraternas, donde compartamos la Fe y la Esperanza, pero fundamentalmente nuestros bienes materiales, para paliar el hambre y las necesidades de muchos. Amén.

 

Luis Perdomo

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