“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “estén despiertos, porque no saben en qué día vendrá su Señor. Fíjense en esto: si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón, seguramente permanecería despierto para impedir el asalto a su casa. Por eso, estén también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos esperan. Imagínense un administrador digno de confianza y capaz.
Su señor lo ha puesto al frente de su familia, y es él quien les reparte el alimento a su debido tiempo. Afortunado será este servidor si, al venir su señor, lo encuentra cumpliendo su deber. En verdad les digo: su señor lo pondrá al cuidado de todo lo que tiene. No será así con el servidor malo que piensa: «Mi señor se ha retrasado», y empieza a maltratar a sus compañeros y a comer y a beber con borrachos.
El patrón de ese servidor vendrá en el día que no lo espera y a la hora que menos piensa. Le quitará el puesto y lo mandará donde los hipócritas: allí será el llorar y el rechinar de dientes”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia universal celebra hoy, la fiesta por partida doble en honor a Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars. Fue una religiosa española, que nació en Aitona, Lérida, España el 9 de enero de 1843 En 1873 fundó la congregación religiosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en Barbastro. Murió santamente en Liria, Valencia, España el 26 agosto 1897, dejando 103 Casas-Asilos de su Congregación en plena actividad en España y América. Fue beatificada por Pío XII el 27 abril 1958 y canonizada el 27 enero 1974 por Pablo VI,
Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo, capítulo 24, del verso 42 al verso 51. En el que JESÚS, invita a sus seguidores de todos los tiempos a estar preparados para el día del juicio, llamado «Día de Yahvé» por los Profetas Amós y Sofonías. Ya que nadie sabe cuándo será la hora. Porque Solo DIOS conoce el día y la hora de ese Acontecimiento, y por eso es que, nuestra tarea no es la de estar averiguando eso, sino la de ayudar en el crecimiento del Reino de DIOS con nuestros esfuerzos y con nuestras oraciones.
Es eso lo que nos dice JESÚS, que tenemos que estar siempre alerta como el siervo fiel, que cumple al pie de la letra las instrucciones dadas por su amo, lo que refuerza la relación de confianza. Y que no debemos actuar dándonos de señores maltratando a los demás, advertencia que en la mayoría de los casos no cumplimos, porque lamentablemente la inseguridad forma parte de nuestra realidad estructural, y esa misma inseguridad nos vuelve ansiosos y temerosos, generando actuaciones contrarias a nuestro testimonio cristiano.
Al confrontarnos con el texto, vemos que se nos hace una invitación para que fortalezcamos nuestra Fe con dos actitudes bien específicas: la primera ha de ser la de construir un capital espiritual que nos impulse a confiar en DIOS y superar la inseguridad que nos amenaza a diario. Ya que una espiritualidad bien fundada, es un capital que no puede ser sustraído por ninguna circunstancia y que nos da la fuerza necesaria para vencer los temores.
La segunda actitud, es la de ejercer la tarea del siervo eficiente, que con mucha diligencia realiza sus deberes y cuida de aquellas personas que están a su cargo, ya que su deber no es la de vigilar y castigar, sino la de instruir y animar.
Así nos lo hace saber el Maestro, con el ejemplo del siervo eficiente, donde exhorta a todos sus seguidores, sobre la necesidad de estar preparados para asumir los desafíos que nos presenta la condición de discípulo, que ante el temor o la incertidumbre que nos presenta la muerte o el fin del mundo y nuestra entrada o no, en el Banquete de la Vida, por lo que debemos tener en cuenta que la preparación para la Vida Eterna, comienza en esta vida terrena. Por eso es que el estar preparados, despiertos y vigilantes es un asunto de todos los días.
Preparación que la obtenemos con la oración asidua y constante, para dar gracias y pedirle fuerzas a DIOS, para rendirle cuenta, sobre cada una de las responsabilidades que nos ha asignados de ser jefes de familia, o guías espirituales, de ser jefes o trabajadores de cualquier área laboral. Preparados para compartir lo poco o mucho que tengamos, preparados para servir a los más necesitados. Y preparados también para hacerle frente a las desviaciones del mundo, que amenacen la Justicia, la Paz y la Integridad de la Creación.
Señor JESÚS, ayúdanos a Configurarnos Contigo, para que el día de nuestra partida de este mundo terrenal, podamos ser como el siervo eficiente, presentando buenas cuentas en la tarea que nos has encomendado, que es la de servir y amar a nuestros semejantes tal como Tú nos Amas. Amén.
Luis Perdomo
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