«En aquel tiempo, al retirarse Jesús de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos que gritaban: «¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!» Cuando Jesús estuvo en casa, los ciegos se le acercaron, y Jesús les preguntó: «¿Creen que puedo hacer esto?» Contestaron: «Sí, Señor.» Entonces Jesús les tocó los ojos, diciendo: «Hágase así, tal como han creído». Y sus ojos vieron. Después les ordenó severamente: «Cuiden de que nadie lo sepa.» Pero ellos, en cuanto se fueron, lo publicaron por toda la región».
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San Francisco Javier. Este distinguido jesuita es el paradigma de todo misionero. Nació en el castillo de Javier, Navarra, España, el 7 de abril de 1506, y murió el 3 de diciembre de 1552, en Shangchuan, situado a 14 km de la costa de China. Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622. Benedicto XIV lo proclamó patrono de Oriente en 1748. Pío X en 1904 lo designó patrono de la Propagación de la Fe y patrón universal de las misiones.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 9, del verso 27 al verso 31. En el que se narra de manera muy peculiar la sanación de dos ciegos, ya que JESÚS, en principio pareciera que no les hace caso y dejan que lo sigan con su limitación visual y al llegar a la casa es que los interpela para saber qué es lo que quieren. Pareciera que el Señor quiere medir la Fe de estos lisiados visuales, no solo en su perseverancia por buscar su sanación corporal, sino también para hacerlos partícipes del Milagro que iba a obrar en ellos.
Y es que los ciegos le habían pedido a JESÚS, no que les devolviera la vista, sino que tuviera compasión de ellos. Luego los incita a manifestar en Él una confianza más profunda, preguntándoles: ¿Creen que puedo hacerlo? Ellos dicen que sí y JESÚS va al núcleo de la cuestión, les toca los ojos, y deja la solución del caso a la Fe de los dos ciegos, estableciéndose una estrecha relación, entre la petición confiada y el beneficio concedido: «Hágase así, tal como han creído». Y se les abrieron los ojos, y también los del alma, ya que a pesar de que JESÚS, les había dicho que no se lo dijeran a nadie, ellos comenzaron a proclamarlo por toda la región.
Al confrontarnos con el texto y saber que la ceguera física impide a la persona el tener un cabal desenvolvimiento por los espacios donde transita y además de eso los limita para poder reconocer los colores, las formas, las distancias, etc. Pero también tenemos que tener en cuenta que muchos de los que podemos ver todas esas cosas, tenemos otra clase de ceguera, que es la ceguera de conciencia, esta nos impide ver la realidad que nos oprime tal como es y no como nos las pintan o como nosotros nos hemos acostumbrados que sea.
Quizás sea muy oportuno citar ese refrán popular que dice: «no hay peor ciego que aquel que no quiere ver», porque esta es la limitación más severa que padece nuestra sociedad. Ya que a pesar de que todos estamos claros, de que estamos viviendo una terrible crisis política, económica y social, agraviada por la pandemia, y en la que todos sin excepción nos hemos dedicado a quejarnos y a señalar a muchos culpables, pero son pocos los venezolanos que se han dedicado a construir espacios de encuentros, donde entre todos podamos buscar las soluciones a los problemas que son de todos, porque lo que más abunda es la desconfianza en las buenas intenciones de los otros.
Y es que son tantas las cosas que nos agobian, y ofuscan que no podemos ver la verdadera Luz que nos ayudará a encontrar el rumbo. Por eso hoy es el día para ponernos en camino, tal como lo hicieron los ciegos del relato, y pedirle a JESÚS, que nos devuelva la vista de nuestra conciencia, para ponernos la mano en el corazón y no dejarnos vencer por las adversidades del mundo y entre todos podamos ayudarnos a buscar no solo propuesta, sino acciones para salir de esta postración. Hoy también es el día para preguntarnos decididamente: ¿Qué estoy haciendo para cambiar esta realidad? ¿Qué acciones debo emprender para ayudar a otros a salir de esa postración y junto transitemos hacia la construcción de una sociedad justa y solidaria?
Señor JESÚS, Ten Compasión de nosotros y ayúdanos a ver el Camino de Felicidad que nos Presentas en la Sagrada Escritura, para quitarnos las vendas del legalismo, de la dependencia, de la intolerancia, de la exclusión, del odio y del rencor. Amén.
Luis Perdomo
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