Un equipo de universitarios de ingeniería de la ETH Zurich, en Suiza, están dedicándose intensamente al desarrollo de robots con tecnología de vanguardia que podrían revolucionar la investigación de los océanos del mundo.
Bajo este contexto, el grupo crea al pez robótico ‘Eve’, el cual mueve su cola de silicona de un lado a otro, propulsado por bombas en su interior, trasladandose con fluidez por el helado lago de Zúrich.
Este equipo de estudiantes ha dedicado los últimos dos años a la fabricación de un banco de peces robóticos flexibles, del cual ‘Eve’ es el ejemplar más moderno.
«Al hacer que ‘Eve’ se asemeje a un pez, podemos ser mínimamente invasivos en el ecosistema que estamos estudiando», declaró el estudiante de maestría Dennis Baumann, añadiendo que el diseño biomimético en teoría evita que otros peces o especies marinas se espanten por su presencia.
«Podemos mezclarnos, podemos integrarnos en el ecosistema», señaló.
La capacidad de ‘Eve’ para aparentar ser un pez no es su única función. El vehículo submarino autónomo (AUV) también cuenta con una cámara para grabar en el fondo del agua y un sonar que, en conjunto con un algoritmo, le permite esquivar obstáculos.
Extracción de ADN ambiental
El AUV posee un filtro para recoger ADN ambiental, denominado “eDNA”, al tiempo en que se desplaza por el agua. Las partículas de eDNA son enviadas a un laboratorio para su secuenciación e identificación de especies que habitan en el entorno.
«Todos los animales que están en el medio ambiente pierden su ADN, por lo que hay ADN flotando por ahí que podemos encontrarlo», resaltó la investigadora postdoctoral en ETH Zurich, Martina Lüthi.
Los universitarios aspiran a que ‘Eve’ logre ofrecer a los expertos una imagen más profunda de los océanos y sus especies.
Poco a poco se emplean más instrumentos como los vehículos aéreos no tripulados (UAV) y los dispositivos controlados a distancia para explorar el océano y estudiar a fondo los ejemplares submarinos.
Por ejemplo, la compañía emergente Aquaai, fundada en California, ha creado drones que son similares a los peces payaso y que consiguen juntar datos sobre el oxígeno, la salinidad y los niveles de pH en las rutas fluviales; y en 2023, un rover capturó el pez grabado a mayor profundidad, a 8.300 metros.
El empleo de eADN para vigilar la biodiversidad está en aumento, sin embargo, el muestreo llega a ser tosco: varios expertos aún lo recogen sacando agua con una taza.
Instrumentos más avanzados que ayuden a investigar los ambientes con mayor detalle podrían ser esenciales para preservar mejor los mares de la Tierra, en un momento en que los hábitats marinos se encuentran amenazados a causa del cambio climático, la sobrepesca y otras acciones humanas.
«Queremos construir una herramienta confiable para los biólogos», afirmó Baumann, quien añadió que desea que en algún momento puedan extender su tecnología para que sea accesible a cualquier especialista que necesite utilizarla. «Tal vez podamos evitar que las especies se pongan en peligro o se extingan».
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