Lima, Perú. Años después de cruzarse por los tatamis del mundo entero, la judoca venezolana Elvismar Rodríguez logró por fin ganar en una final, la de los Panamericanos de Lima, a la colombiana Yuri Alvear, con la que comparte peso, 70 kilos, pero de la que le separan once años.

Cuando Alvear, nacida en Jamundí en 1986, ganó su primera medalla en Juegos Panamericanos en los de Río 2007, Rodríguez apenas tenía 10 años.

Por mucho que la más joven de las dos piense a sus 22 años que «en el judo no vale nada la diferencia de edad».

Si acaso, a favor de los más veteranos. Porque, como dijo la venezolana a Efe tras proclamarse campeona panamericana, «en el judo el trabajo mental es mucho más importante que el físico» y el temple y la serenidad se ganan con la edad.

«Eso lo estamos trabajando para que me pueda ayudar», indicó Rodríguez, hasta ahora número 21 del escalafón mundial de -70 kilos, cinco lugares por debajo del decimosexto puesto que ocupa Alvear. El ránking no significó hoy nada, porque la nueva campeona admira, respeta y quiere a su rival independientemente de los resultados deportivos.

«Yuri es una competidora muy fuerte. Me motiva mucho dar lo mejor cada vez que compito con ella», aseguró. «Siento respeto por todos sus logros, por la edad que tiene y que siga ahí fajándose, bien ranqueada. Pero a pesar de que somos amigas, en el combate cambia todo».

Rodríguez se mostró tan contenta por este triunfo real, y al tiempo simbólico por la renovación que implica, como prudente ante lo que viene.

«Lo importante es que una sienta que está haciendo el trabajo y que está mejorando. No siempre salen las cosas, pero cuando una siente que dejó el corazón, esa es la alegría que te llevas», afirmó.

«Ganes o pierdas, siempre hay cosas que mejorar», dijo en una reflexión que suena a filosofía oriental, esa que puede haber aprendido desde que se entrena y reside en Japón, la meca de su deporte.

«No me acostumbro a la cultura», admitió, «pero creo que ir a Japón es una de las mejores decisiones que he tomado»

Allí, «entre estudiar y el judo», tiene poco tiempo de conocer el país.

Ya terminó dos años de estudio del japonés, y se atrevió a demostrarlo con un saludo en ese idioma, y en cuanto regrese empezará a estudiar educación física.

Preparar los mundiales que comenzarán el 25 de agosto en Tokio y sumar puntos para la clasificación olímpica son sus objetivos inmediatos.

No descarta regresar a Valencia (España), donde ya pasó temporadas concentrada en el club del olímpico Sugoi Uriarte.

Mientras, le pasan por la cabeza una y otra vez esos veinte segundos eternos en los que tuvo inmovilizada a Yuri Alvear.

«Siempre buscaba ganarle a Yuri», admitió.

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