Tanto la falta de transparencia entorno a la cifra de reservas del petróleo acumulado en el subsuelo del mar territorial del venezolano Esequibo, como el turbio manejo de los reducidos dispendios entregados por la ExxonMobil al gobierno guyanés, se mantienen como vertientes críticas en los medios más influyentes del vecino país.
El grueso de la producción petrolera de Guyana es extraído del Bloque Stabroek, el cual posee una extensión similar a la del estado Falcón, de 26.800 kilómetros cuadrados. Está ubicado en la proyección atlántica del estado Delta Amacuro, entre la plataforma continental del Esequibo venezolano y de Guyana, y la llanura marina profunda del Océano Atlántico.
En el Bloque operan la ExxonMobil a través de su filial Esso Exploration and Production Guyana Limited, la cual detenta 45 por ciento de un consorcio donde participan Hess Guyana Exploration Ltd. con 30 por ciento de interés, recién adquirida por Chevron; y la CNOOC Nexen Petroleum, de China, con 25 por ciento.
José Rafael G, en su artículo titulado “El Bloque Stabroek, el elemento de la discordia entre Guyana y Venezuela”, considera que este bloque fue configurado así para ejercer presión sobre Venezuela y así neutralizar la postura sostenida desde los inicios de la reclamación territorial en 1962, la cual establece que hasta tanto no haya un arreglo práctico a la controversia terrestre, no puede haber una negociación para delimitar la frontera marítima.
“Guyana no tendría ninguna razón de conformar un Bloque con semejantes actores y dimensiones como los que tiene el Stabroek, sino como medio de presión contra Venezuela a través de semejantes agentes económicos y políticos”, afirma.
Además de estas compañías, Abraham Gómez, miembro de la Fundación Venezuela Esequiba, en un artículo publicado en la web de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, denuncia que “hay un enjambre de empresas operando en el Esequibo venezolano bajo la coordinación de la ExxonMobil, la cual lidera y fija procedimientos a la Shell holandesa, la GCX estadounidense, la Anadarko canadiense, la CNOON china. En fin, son más de 52 compañías, incluso de países de PetroCaribe”.
Abraham afirma que estás empresas se enriquecen con los recursos madereros, acuíferos, mineros, petrolíferos, carboníferos, energéticos de nuestra Guyana Esequiba. “No únicamente en los 159.400 km2 que nos arrebataron, sino que han dado permiso a los grandes consorcios para explotar nuestra proyección atlántica”.
Pero cualquier cifra se queda corta. La carencia de data da para pensar que la explotación de recursos podría ser mayor a la publicada. El periódico Stabroek News señala en una nota editorial que la Red de Gobernanza del Petróleo y el Gas (OGGN) y otros han expuesto que desde abril de 2022 se han hecho públicos siete descubrimientos de petróleo en el Bloque Stabroek, sin que ExxonMobil haya actualizado las reservas de petróleo.
“Hasta la fecha ha habido un total de 33 anuncios de descubrimientos de petróleo en el Bloque Stabroek. En una carta a este periódico, la OGGN señaló que aproximadamente el 20% de los descubrimientos de petróleo no están incluidos en la estimación de 11 mil millones de barriles de petróleo equivalente asociados con las reservas de petróleo del Bloque Stabroek en alta mar, descubiertos por la ExxonMobil en 2022”.
La carencia de datos sobre el volumen y manejo de las reservas petroleras también ha sido denunciado por el medio guyanés Kaieteur News, el cual alerta que Guyana puede ser expulsada, una vez más, de la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas por no revelar los datos sobre reservas de petróleo, gas y minerales del país.
El medio reseña que el presidente de Guyana, Irfaan Alí, al ser inquirido sobre el vacío informativo entorno al volumen de reservas, respondió: “No sé si hay falta de transparencia. Puedo decirle que todos los ingresos que hemos recibido se publican según lo señala la ley y que existe un remedio en la legislación si esos ingresos no se publican”.
El mismo medio publica el pasado 9 de junio que la ExxonMobil Guyana Limited (EMGL), obtuvo una ganancia en 2023 después de impuestos de 615 mil millones de dólares guyaneses o aproximadamente 3 mil millones de dólares estadounidenses, casi dos tercios del tamaño del presupuesto de Guyana para este año, por la extracción del crudo de la cuenca de más rápido desarrollo del mundo, el venezolano Bloque Stabroek. “Esto significa que los tres socios juntos se llevaron aproximadamente 1,4 billones de dólares o 6.500 millones de dólares estadounidenses en 2023”.
Destaca que estas ganancias fueron producto de solo tres plataformas de producción de petróleo, una de ellas trabajando solo parte del año pasado. El consorcio planea seis plataformas para 2027 y le gustaría tener hasta 10.
Contractualmente el gobierno de Guyana debería beneficiarse del 50% de las ganancias generadas en el Bloque, pero solo recibió 1.600 millones de dólares en ingresos petroleros durante 2023, suma que también incluye la regalía del 2%. En Venezuela es de 30%.
De allí que el medio Stabroek News cuestione los datos suministrados por ExxonMobil y el Gobierno guyanés. Cuenta que hace casi tres años el gobierno recibió el informe final de la firma británica IHS Markit de la primera auditoría de los gastos reclamados por ExxonMobil y sus socios para el período de 1999 a 2017.
“Esta primera auditoría fue importante por muchas razones”, dice. “La principal de las cuales fue que permitió determinar por primera vez si Guyana podía confiar en las compañías petroleras cuando declaraban gastos”.
El medio denuncia que “La falta de actualización del sitio web por parte del Ministerio de Recursos Naturales pone en duda el compromiso del gobierno con la transparencia, en un momento en que los ciudadanos cuestionan la “relación incestuosa” entre las compañías petroleras y el gobierno.
El contrato firmado entre la ExxonMobil y el Gobierno de Guyana es cuestionado y calificado de leonino por los medios, pues permite a las compañías petroleras tomar hasta el 75% de los ingresos petroleros cada año para gastos y, si declaran indebidamente cualquier parte de esos gastos, significa que estarían privando a la población de Guyana de ganancias.
De hecho, la ExxonMobil participó en un proceso ilícito con el jefe de la Unidad de Petróleo del Ministerio de Recursos Naturales para reducir los cuestionables gastos de 214,4 millones de dólares a 3 millones de dólares”.
Además, el acuerdo establece que todos los costos en los que incurra el contratista son recobrables y pese a señalar que la producción es compartida 50 / 50, la misma es determinada después del recobro de la producción destinada a cubrir costos e inversión del contratista.
Agréguese que la compañía no paga impuesto sobre la renta y goza de las exenciones del IVA, impuestos de ejercicio, aranceles, tasas, gravámenes y del impuesto a la propiedad. El equivalente a los impuestos derivados por la operación es pagado por el Gobierno de Guyana al ente recaudador.
De allí que el pasado 24 de junio medio editorializó: “Cada día que pasa, la culpa de haber permitido que ExxonMobil y sus socios se apropiaran masivamente de los recursos de Guyana recae sobre este gobierno actual que ha presidido casi cuatro años de producción petrolera sin apretarle las tuercas a ExxonMobil para que vuelva a la mesa de negociaciones.
“Sus excusas son risibles. A menudo el gobierno esgrime el clima de inversión y la santidad del contrato. Sin embargo, sigue siendo cierto que, en cualquier momento del proceso de aprobación de las operaciones petroleras, Guyana puede exigir a ExxonMobil una mayor proporción de sus propios recursos y que es obligatorio realizar un cambio del acuerdo. No obstante, no lo está haciendo. La ExxonMobil prácticamente decide lo que quiere hacer”.
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