Humor irreverente, romanticismo y frescura fueron las claves del éxito de Hombres G y del descomunal fenómeno fan que desencadenaron a mediados de los años 80 en España y Latinoamérica, pero también del desprecio de parte de una crítica -eminentemente masculina- a la que el tiempo no ha dado la razón.
De todo eso y mucho más hablan David Summers y los suyos en Nunca hemos sido los guapos del barrio, una nueva biografía que acaban de publicar en la que repasan sus 37 años de trayectoria, con más de 20 millones de álbumes vendidos, desde sus comienzos como banda punk hasta su última gira de Resurrección, interrumpida por la covid-19.
En una escena musical marcada por la experimentación de la Movida madrileña, la mayor transgresión de Hombres G fue ir por libre, tratar de ser fieles a si mismos y pasarlo bien, sin miedo a alternar canciones con ritmo de ska y letras delirantes o políticamente incorrectas con baladas románticas a pecho descubierto.
En los últimos años les ha llegado el reconocimiento en forma de premios como el Grammy honorífico y una Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes y la alegría de comprobar que siguen llenando auditorios, mientras preparan ya lo que será su próximo disco.
América Latina y el reencuentro
Por desgaste y agotamiento, el grupo se separó en 1993, pero durante años sus discos se siguieron vendiendo, especialmente en México, y en el 2001 empezó a cobrar fuerza la idea de volverse a unir para dar un concierto en ese país.
En 2002 se metieron de nuevo en un estudio y se embarcaron en una gira por América donde pudieron comprobar que seguían llenando grandes auditorios y colgando carteles de ‘no hay entradas’. Desde entonces han publicado cuatro álbumes más y pronto llegará el quinto.
EFE
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