
Cuando se habla de innovación educativa se suele pensar en tecnología, nuevas tendencias y modelos pedagógicos emergentes. Pero más allá de eso, la innovación tiene un propósito más profundo: garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a oportunidades de aprendizaje creativas y transformadoras, que potencien sus habilidades y los prepare para resolver las situaciones y desafíos que plantea el entorno. Se trata entonces, de innovar con equidad.
En las aulas, existen diferentes estudiantes, y cada uno tiene su propio ritmo, estilo de aprendizaje y talentos. Unos aprenden con mayor facilidad, otros necesitan un acompañamiento más cercano para lograr los aprendizajes; unos con más recursos tecnológicos a disposición, otros con recursos limitados; algunos se atreven a participar y expresar sus ideas sin miedos, mientras que a otros les cuesta un poco más expresarse.
En cualquiera de los casos, cuando existe equidad en el aula, cada uno encuentra la forma de aprender, potenciar sus habilidades y a partir de las diferencias el docente diseña caminos para que cada uno pueda avanzar a su ritmo y a su manera.
El camino para alcanzar la equidad es ofrecer las oportunidades y disponer la vía para que cada estudiante logre los aprendizajes. Por ello, innovar desde la equidad implica que el docente se plantee una práctica educativa humana, accesible y al mismo tiempo flexible.
Algunas estrategias para aplicar en aula y marcar la diferencia:
- Ofrecer distintas formas de expresión: se trata de presentar alternativas que favorezcan a los estudiantes, teniendo en cuenta los diferentes ritmos y niveles de aprendizaje, así como las habilidades particulares. Presentar sus producciones de acuerdo al formato que esté asociado a la potencialidad de cada uno. Algunos de los formatos pueden ser: videos, audios, producciones escritas o composiciones artísticas. Cada estudiante tiene su forma de expresar lo que sabe, corresponde al docente encontrar la mejor.
- Adaptar actividades: orientándolas al logro del propósito pedagógico con miras a potenciar las habilidades de cada estudiante, atendiendo a sus ritmos y niveles de aprendizaje. Con el enfoque hacia el fortalecimiento de los talentos únicos y con énfasis en que cada uno aporta desde sus habilidades para el logro de objetivos comunes.
- Incorporación de herramientas de accesibilidad: manejar en la planificación diaria aplicaciones como traductores, niveladores de texto, videos tutoriales sencillos, aplicaciones interactivas y recursos que no requieran conexión a red.
- Aplicar estrategias como tutorías entre pares: estableciendo grupos de apoyo que favorezcan el aprendizaje colaborativo y contribuyan a fortalecer las dificultades desde el complemento con sus compañeros de clases.
- Fomentar la evaluación formativa: valorando los procesos más que los resultados y utilizando el error como fuente de aprendizaje.
La tecnología puede ser una gran aliada para innovar con equidad, al utilizarla con intención pedagógica. Se trata entonces, de elegir las herramientas que favorezcan el proceso educativo. Una de las plataformas más recomendadas que incorpora elementos orientados hacia la diversidad es Padlet, en ella existen niveladores de texto que pueden adaptar el escrito a cada estudiante, entre otras posibilidades. Pero también los chats generativos como Gemini o Copilot pueden a partir de un prompt sencillo generar ejercicios que se adapten a los niveles de cada estudiante.
La clave está en reconocer que todos pueden aprender, aunque cada uno de una manera diferente. Es allí donde el rol del docente es fundamental, es quien logra hacer el equilibrio y adaptar su forma de enseñar utilizando las herramientas que tiene a disposición, para favorecer el proceso de educativo, acortar brechas y acompañar.
La educación avanza cuando el docente se atreve a innovar con equidad, valorando la diversidad y tomándola como el impulso que invita a descubrir los talentos de cada estudiante.
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