Un equipo multidisciplinar de expertos de la Universidad de California Davis ha logrado un avance significativo en el campo de la neurociencia con el desarrollo de una innovadora interfaz cerebro-ordenador. Este dispositivo, mediante el implante de un sensor, ha permitido que un paciente con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) recupere la capacidad de comunicarse.
El estudio, publicado en el New England Journal of Medicine, detalla cómo Casey Harrell, un estadounidense de 45 años afectado por ELA, pudo transmitir con precisión sus pensamientos al poco tiempo de activar el nuevo sistema.
«Casey lloró de alegría cuando las palabras que intentaba decir aparecieron correctamente en la pantalla. En realidad, todos lloramos con él», comentó Sergey Stavisky, neurocientífico de la Universidad de California Davis y uno de los autores de la investigación.
Superando obstáculos
Harrell, quien sufría de tetraparesia y disartria, dependía de la interpretación de otros para comunicarse antes de formar parte del ensayo clínico BrainGate.
Dicho ensayo, liderado por un grupo de neurocientíficos, cirujanos, ingenieros, informáticos y matemáticos de diversos institutos de Estados Unidos, busca soluciones para quienes han perdido la movilidad o el habla.
En 2023, el equipo del neurocirujano David Brandman implantó una neuroprótesis en la zona del cerebro encargada de la coordinación del habla.
El sensor, creado para examinar la actividad cerebral de 256 electrodos corticales, envía estos datos a un ordenador, donde algoritmos avanzados decodifican y reproducen en palabras escritas y en voz lo que el paciente desea comunicar.
Algo increíble es que el sistema utiliza la voz original de Harrell, gracias a un software impulsado por inteligencia artificial (IA) entrenado con audios previos a su diagnóstico de ELA.
Precisión y eficacia del sistema
«La neuroprótesis detecta el intento de mover los músculos y hablar, graba la señal y la envía al ordenador, que traduce los patrones de actividad cerebral en fonemas y luego en palabras», explicó Stavisky.
Uno de los mayores logros de este dispositivo es su exactitud, alcanzando un 97% en la decodificación del habla, «la más precisa lograda hasta la fecha», según Brandman.
Este avance es resultado de un exhaustivo entrenamiento en 84 sesiones de recopilación de datos con el paciente a lo largo de 32 semanas. Desde la primera sesión, el sistema consiguió comunicar con precisión los pensamientos de Harrell.
«Podemos descodificar correctamente lo que Harrell intenta decir el 97% de las veces, lo que supera a muchas aplicaciones comerciales para teléfonos inteligentes», resalta Brandman.
Actualmente, Harrell ha empleado el sistema durante más de 248 horas de conversación para comunicarse en persona y por videochat.
«No poder comunicarse es muy frustrante y desmoralizador. Es como estar atrapado. Espero que esta tecnología permita a muchas personas reincorporarse a la vida y a la sociedad», expresó Harrell.
«Este sistema es transformador porque da esperanza a las personas que quieren hablar pero no pueden. Espero que pueda ayudar a futuros pacientes a comunicarse con sus familiares y amigos», concluyó Stavisky.
Este desarrollo representa un hito significativo en comparación con otras interfaces cerebro-máquina previas, que dependían del parpadeo o de intentos de vocalización del paciente para lograr comunicarse, lo cual no es posible para todos los afectados por ELA.
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