Bruselas, Bélgica. Un mayor aislamiento social, problemas con el teletrabajo por la dependencia de un intérprete y la imposibilidad de leer los labios para poder comunicarse: la comunidad de sordos no solo se enfrenta a la pandemia del coronavirus, sino también al abandono social.
Uno de los principales problemas, según apunta el director ejecutivo de la Unión Europea de las personas sordas (EUD, por sus siglas en inglés), Mark Wheatley, es la distancia social.
«Mucha gente sorda se aislada cada vez más», explica Wheatley a Efe, un hecho que, lamentablemente, «está afectando a su salud mental».
El director de la organización que representa a las personas sordas europeas cita, por ejemplo, a las personas mayores, para quienes no es fácil adaptarse a la tecnología y pueden tener dificultades en «entender cómo funciona».
Con medidas estrictas de distanciamiento social, «ya no existen los puntos de encuentro con otros amigos sordos por las mañanas para tomar un café, esta interacción social no se permite, la gente empieza a quedarse mucho más aislada en casa porque no puede visitar a sus amigos», subraya Wheatley.
Tampoco es posible una acción tan cotidiana para los oyentes como «coger un teléfono y hacer una llamada telefónica convencional», recuerda.
Pero además, en un contexto en el que el teletrabajo es más la norma general que la excepción, se acentúa la dependencia de intérpretes para esta comunidad: aunque «en cada país hay un montón de servicios de interpretación, no siempre están a disposición de todo el mundo y es un problema trabajar desde casa», explica Wheatley.
MASCARILLAS TRANSPARENTES, UN PRIMER PASO
«Las mascarillas transparentes son un primer paso mejorar la situación de las personas sordas», asegura Wheatley. «No solo es por leer los labios (…) nosotros confiamos en la expresión facial, porque guarda los detalles de una conversación».
Desde el inicio de la pandemia, han surgido diferentes iniciativas para elaborarlas y mejorar las interacciones sociales de esta comunidad.
«Los diferentes gobiernos distribuyeron mascarillas para toda la población, pero nos dimos cuenta de que no lo hacían para ciertos tipos de personas, como por ejemplo las personas sordas, que necesitan leer los labios», cuenta a Efe el concejal de Igualdad de Oportunidades de la comuna de Anderlecht, en Bruselas, Jérémie Drouart.
Bajo esta premisa, y para «permitir a esas personas comunicarse naturalmente», la comuna bruselense comenzó recientemente a elaborar mascarillas transparentes en Mulieris, un taller de Anderlecht «para la integración social que ayuda a los trabajadores», lo que aporta, además otra «perspectiva social» a la iniciativa.
Así, y con la asesoría de expertos «que han hecho todo un análisis para poder encontrar el plástico de la mayor calidad posible (…) porque tienen que reunir las condiciones sanitarias y la facilidad de uso», subraya Drouart, se están elaborando mascarillas que se distribuyen gratuitamente entre la población que las necesita.
TENER LA OPCIÓN DE RECUPERARSE
Pero Wheatley considera esta medida es insuficiente. «Estaría de acuerdo en que las mascarillas transparentes fueran obligatorias, pero no podemos hacer que todo el mundo las lleve», aunque sí debería serlo «para quienes las personas trabajan en primera línea, en los hospitales, en los servicios de emergencia o en la policía».
En esta línea, puede ayudar «el reconocimiento de la lengua de signos y también el fomento de su enseñanza», explicó el director de la organización europea, quien reconoce que hay países, como España, que están proveyendo de intérpretes y que «mucha información está llegando a estas personas en su primera lengua, la de signos».
Además, la comunidad de personas sordas quiere formar parte del plan de recuperación sobre el coronavirus.
«No podemos quedarnos fuera de este proceso, queremos que nuestras voces sean escuchadas, necesitamos estar incluidos, porque es importante que todo el mundo tenga la opción de recuperarse».
EFE noticias
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