Perder a un amigo es devastador, pero perder a tres amigos por suicidio es inimaginable. Kerlin es un guayanés de 34 años que ha enfrentado este profundo dolor en tres ocasiones. A través de su historia, nos habla del duelo por suicidio, un tipo de pérdida marcada por la culpa, la incomprensión y las preguntas sin respuesta.
La primera pérdida de Kerlin ocurrió en 2017, cuando su amiga Eliannis, de 29 años, se quitó la vida tras sufrir una profunda depresión, desencadenada por una ruptura amorosa. «Me escribía a las 3 a.m., llorando, diciendo que se sentía fea, que no se hallaba. Siempre le decía que no era así, pero ella no lo veía», recuerda en un conmovedor testimonio para Nueva Prensa Digital.
Cada muerte fue un golpe devastador, pero ninguna fue igual. «Quedé en shock. Te das cuenta de lo importante que puede ser la palabra de otra persona», dice Kerlin .
Dos años después, en 2020, Rachel, otra amiga cercana, también se suicidó. Esta vez, los problemas familiares fueron el detonante. «Su papá la limitaba mucho, le decía que no era autosuficiente, que no rendía. Eso la llevó a la depresión», comenta. Una tragedia que dejó a Kerlin, una vez más, enfrentando el vacío.
La tercera y más reciente pérdida, la de Lina, ocurrió hace apenas diez días. Lina, de 33 años, atravesaba una profunda crisis económica y personal, después de que dos de sus negocios quebraran. «Siempre me decía que no se sentía capaz, que no quería seguir viviendo en este país. A los pocos días, se ahorcó en el baño de su casa», relata con una mezcla de tristeza y resignación.
Mezcla de sentimientos
El suicidio de un ser querido deja una mezcla de sentimientos que son difíciles de procesar: culpa, impotencia, tristeza, y a menudo, rabia. Para Kerlin, estas emociones se intensifican con cada pérdida. «Me sentía horrible. No fui capaz de ayudarla, no tuve las palabras correctas», confiesa, refiriéndose a Lina. A pesar de que hizo todo lo que estuvo a su alcance, las dudas siempre permanecen: «Su mamá me reclamó. Me dijo que si buscaba apoyo en mí era porque ella no podía hablar con Lina. Eso me hizo sentir culpable».
Esas noches, en las que la llamaba para hablar y hacerla reír, se quedan grabadas en su memoria, pero también lo acompañan los silencios y las ocasiones en las que no supo qué decir. «Hacía chistes para quitarle el pensamiento de la cabeza, pero en el fondo no sabía cómo ayudarla», admite.
Mes Amarillo: una mirada profunda en Venezuela
Cada septiembre, en el marco del Mes Amarillo, el mundo pone su atención en la prevención del suicidio y en la importancia de la salud mental. En Venezuela, el tema cobra una relevancia especial en un contexto donde la crisis económica y social ha profundizado los problemas emocionales de muchos.
Según datos del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), el número de suicidios ha crecido alarmantemente en los últimos años, con factores como la depresión, el estrés económico y la desintegración familiar entre las principales causas.
La crisis multifacética que vive Venezuela ha dejado secuelas en la salud mental de sus ciudadanos. Las cifras del OVV indican que los suicidios han aumentado de manera preocupante. En algunas zonas rurales y urbanas del país, el suicidio es una de las principales causas de muerte entre jóvenes y adultos, una estadística que sigue creciendo.
Sobre el estado Bolívar en particular, indica que la tasa de muerte por suicidio en el año 2022 fue de 5,27 %. En 2023 fue de 5,88 %. Una variación porcentual de cambio de 11,52 %. Según el ranking nacional, Bolívar ocupa el puesto 19.
Mérida continúa ocupando el primer lugar, tendencia que se ha mantenido de forma ininterrumpida desde 2001.
Elementos detonantes
De acuerdo con el director de la Escuela de Psicología de la UCAB, Danny Socorro, SJ, y el informe hecho por Psicodata denominado «Retrato Psicosocial del Venezolano 2024», existen elementos que se mantienen entre las características psicosociales del venezolano, que permiten mostrar una fotografía de la salud mental en Venezuela.
La fotografía que muestra Psicodata en 2024, es que el venezolano «es profundamente resiliente», dice Danny Socorro en entrevista exclusiva con Nueva Prensa Digital. «Aunque tiene que trabajar mucho», agrega.
«Es un resiliente individual, pero necesita ser social. Presenta optimismo, pero a la vez desesperanza. Ese optimismo es en función de su futuro personal, pero cuando lo lleva al enfoque colectivo, a lo que ve a su alrededor, cae en la desesperanza. El venezolano está en modo de sobrevivencia. Es una persona que está herida», comenta durante la entrevista.
Particularmente en el estado Bolívar, los efectos de la crisis económica y la falta de acceso a servicios básicos de salud se hacen sentir con fuerza. La población enfrenta niveles elevados de estrés, exacerbados por la falta de recursos para cubrir necesidades médicas esenciales.
El miedo a la represión y la frustración por la situación país, también son parte de un sentimiento generalizado de desesperanza. «En Bolívar, el estrés se vive de una manera más aguda por las limitaciones económicas y la falta de medios para garantizar el acceso a la salud», detalla Socorro.
La perspectiva de los expertos
La muerte de un ser querido siempre provoca un impacto emocional profundo, pero el duelo tras un suicidio es una experiencia particularmente compleja. Este tipo de pérdida no solo deja un vacío, sino que también puede generar sentimientos intensos de culpa, confusión y desconcierto en quienes lo sufren.
El suicidio, como fenómeno, sigue siendo un tema rodeado de estigma y silencio. «Hablar de suicidio no lo incita, lo previene», afirma Kimberlyn Ramos, psicóloga clínica. Según su experiencia, la clave para abordar este tema está en el diálogo abierto y la empatía.
«La persona que está considerando el suicidio puede mostrar cambios abruptos en su comportamiento, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba o verbalizar frases relacionadas con querer desaparecer. Es fundamental que quienes rodean a estas personas estén atentos y sepan que ofrecer una escucha activa puede ser el primer paso para salvar una vida», comenta Ramos.
También destaca que en el entorno venezolano, donde el acceso a la terapia puede ser limitado, el apoyo emocional de amigos y familiares adquiere una relevancia crucial. «Escuchar con compasión y sin juzgar puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para alguien que está atravesando una crisis emocional», afirma.
El peso del duelo
A lo largo de su proceso, Kerlin ha aprendido que cada duelo es único y que no hay una manera correcta de enfrentarlo. «La última fue la más difícil. Lina y yo estudiábamos juntos, compartíamos mucho, salíamos y hablábamos siempre. Cuando noté sus ataques de ansiedad, intenté estar allí, pero todo sucedió muy rápido». Verla tan deprimida, cortarse el cabello y perder el control de su vida, le causó una profunda tristeza que aún lleva consigo.
A pesar de las tres tragedias, Kerlin ha encontrado formas de sobrellevar el dolor, aunque no sin luchar contra las preguntas sin respuesta. «Me reclamé a mí mismo que no estuve más pendiente, que pude haber hecho más», reflexiona.
Lecciones sobre la importancia de la salud mental
Tras estas experiencias, Kerlin ha desarrollado una profunda sensibilidad hacia la salud mental y el bienestar emocional. Hoy, se esfuerza por mantenerse informado, leyendo sobre la depresión y la ansiedad. «Es muy importante pedir ayuda psicológica. Ahora busco fortalecer mi mente y aprender más sobre cómo manejar estas situaciones», afirma.
La pérdida de sus tres amigas ha marcado un antes y un después en su vida, y ha cambiado su forma de relacionarse con los demás. «Ahora estoy más alerta, trato de estar presente para mis seres queridos. Les digo a mis hermanos, a mi mamá, que siempre pueden contar conmigo», dice. Su mayor temor es que algo similar vuelva a ocurrir, por lo que se esfuerza en escuchar y estar disponible para los demás.
El llamado a pedir ayuda
El testimonio de Kerlin es una muestra de la importancia de hablar abiertamente sobre la salud mental y pedir ayuda; opinión que coincide con la sugerencia de la psicóloga Kimberlyn Ramos.
«Las personas se lo guardan por rechazo. Debemos entender que hablar de un problema no hace que sea más común, más bien hace que se sientan en confianza para expresar su interés, así es más fácil brindar nuestra ayuda», explica Ramos.
La especialista sugiere a familiares y amigos, evitar conductas como la invalidación o minimizar el problema, para no agravar la situación. «Si la persona tiene un problema, aunque parezca mínimo, el problema para él es sumamente importante, y cuando se resta importancia, esa persona se va a retraer y no querrá seguir hablando, entonces se pierde el vínculo».
¿Cómo procesar el dolor?
En medio de tanto dolor, Kerlin ha aprendido que la empatía y la cercanía son vitales para quienes atraviesan una depresión.
«Si pudiera hablar con alguien que esté pasando por lo que yo pasé, le diría que busque ayuda de inmediato, que no espere. Que acompañe a la persona, que la saque de su entorno, que hable y recuerden los momentos buenos», aconseja.
Kerlin trata de encontrar la paz y la esperanza en su día a día. «Lo vivido lo agarro como una lección. Trato de enfocarme en lo positivo y transmitir eso a los demás. Sé que hice lo mejor que pude por mis amigas, y eso me da consuelo».
Aunque el sentimiento de culpa suele ser muy intenso entre familiares y amigos que han vivido episodios como el de Kerlin, es necesario entender que no te corresponde. Así lo asegura la psicóloga Ramos.
«Mi primera recomendación, y la más básica, es ir a terapia. Te ayuda a aliviar esa culpa que no te corresponde, te ayuda a reforzar tu seguridad, a entender el proceso de la vida, que todos tenemos problemas y que alguien ajeno lo haya tenido, no tiene nada que ver contigo, porque no impulsaste a tomar esa decisión», reflexiona.
«Incluso, brindando ayuda y apoyo no es una certeza de que la persona lo vaya a hacer. Tomar tiempo para ti, escribe cuando te sientas mal, todo lo que expresas, lo que no puedes comunicar, pero sí, mi enfoque es ir a terapia, porque necesitan la guía de un especialista», agrega.
Atención
Si necesita recibir ayuda psicológica, la Escuela de Psicología de la UCAB cuenta con una línea de ayuda, gratuita y confidencial, disponible para primeros auxilios psicológicos e intervención de crisis. Puede contactarlos por los números de teléfono: 0414-121.78.82 y 0424-172.38.91, los días jueves de 8:00 a.m. a 5:00 p.m.
De igual manera, la organización Psicólogos sin Frontera cuenta con un equipo de profesionales altamente calificado y preparado para atener la salud mental de los ciudadanos, a través del número de teléfono 0412-722.50.80. Para más información, también cuenta con redes sociales: @spfvenezuela en Instagram.
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