Brasilia, Brasil. Brasil, epicentro global de la pandemia, registró 2.438 nuevas muertes asociadas al coronavirus SARS-CoV-2, lo que supone el quinto seguido por encima de los 2.400 fallecidos, según informó este sábado el Gobierno.
Desde el inicio de la crisis sanitaria, Brasil suma 292.752 decesos relacionados con la covid-19, de acuerdo con los datos del Ministerio de Salud.
Además, las autoridades brasileñas reportaron 79.069 positivos en las últimas 24 horas, con lo que el balance total de infectados se elevó hasta los 11.950.459 en este país de 212 millones de habitantes.
Brasil es el segundo país con más casos y muertes por coronarivus, tan solo detrás de Estados Unidos, aunque en los últimos días se ha situado como la nación con peores cifras diarias.
De hecho, el pasado martes el país alcanzó un nuevo máximo diario de óbitos, al contabilizar 2.841, y este viernes hubo récord de infectados, con 90.570.
Pese a que los fines de semana, debido a la menor actividad de los organismos públicos, las estadísticas suelen ser inferiores, este sábado se rompió esa tendencia y el número de fallecidos se mantuvo por encima de los 2.400 por quinto día seguido.
El miércoles, el jueves y el viernes superó incluso la barrera de los 2.600.
La explosión de contagios ha puesto en jaque a prácticamente los sistemas públicos de salud de todo el país, que están colapsados o al borde de ello.
Según la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), centro de investigación médica de referencia en Latinoamérica, Brasil vive el «mayor colapso sanitario y hospitalario de su historia».
En 25 de los 27 estados del país las tasas de ocupación de las unidades de cuidados intensivas son iguales o superiores al 80 %, con varios de ellos por encima del 90 %.
Ese es el caso de Sao Paulo, el estado más rico y poblado del país y, a priori, con la mejor estructura sanitaria, que cuenta con cerca de 12.000 pacientes con covid-19 en tratamiento intensivo.
Esta segunda ola, agravada por la circulación de variantes más infecciosas, ha obligado a buena parte de los gobiernos regionales y municipales del país a endurecer las medidas de distanciamiento social para frenar el alto número de contagios.
Este sábado las icónicas playas de Río de Janeiro amanecieron cerradas al público, después de que las autoridades de la ciudad prohibiesen durante este fin de semana permanecer en la arena, tomar baño o realizar cualquier tipo de actividad deportiva.
Por otro lado, también empieza a preocupar el desabastecimiento de oxígeno y medicamentos para los pacientes con covid más graves en algunas zonas del país.
Para intentar evitarlo, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) eliminó burocracias para el registro, distribución e importación de fármacos que son utilizados en las unidades de cuidados intensivos.
También autorizó con carácter temporal y excepcional el uso de cilindros industriales para rellenarlos con gas medicinal, a fin de «aumentar la oferta de abastecimiento» de oxígeno a los hospitales, según indicó en un comunicado divulgado este sábado.
Mientras, la campaña de vacunación, que empezó a mediados de enero, marcha a cuentagotas y apenas han recibido la primera dosis un 5,5 % de los 212 millones de brasileños, y la segunda apenas un 2 %.
EFE noticias
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