Sevilla.- Marineros, gitanos, bandoleros, pierrots, arlequines, clowns, ángeles y santos protagonizaron los dibujos de Federico García Lorca, unas figuras de aire triste y melancólico que conforman una «iconografía homosexual masculina», según el estudio del doctor en Historia del Arte José Luis Plaza Chillón, experto en la obra del poeta granadino.

«Efebos tristes» es el título de este estudio que analiza cientos de dibujos de García Lorca y que, publicado por la editorial Comares, lleva el subtítulo de «La iconografía homosexual masculina en los dibujos de Federico García Lorca».

De este modo, el estudio establece una relación entre los dibujos de marineros y algunos diálogos lorquianos y el poemario «Poeta en Nueva York», mientras que los payasos melancólicos y los gitanos son conectados con las farsas lorquianas y el «Romancero gitano».

El estudio también aborda los dibujos de San Sebastián efectuados por García Lorca en la tradición que desde el Renacimiento italiano ha enmarcado las representaciones plásticas de este santo en la codificación homoerótica.

Según el estudioso, estos dibujos encontraron «el cobijo que le procura siempre el metafórico mundo de la máscara» porque si García Lorca exploró los diferentes movimientos estéticos de vanguardia optó «por el disfraz como un refugio que revelará las distintas secuencias de su estado anímico».

Para Plaza Chillón, se trata de una «proyección simbólica» y de un «artificio carnavalesco exento de comicidad».

El poeta granadino empleó la poesía y el teatro como principales medios de expresión pero también recurrió a la música y al dibujo al ser dueño de una «versatilidad poderosa», por lo que en este estudio se le entronca con esa estirpe de creadores de la que también forman parte William Blake o Jean Cocteau.

Del volumen de dibujos que legó el poeta dejó constancia el catálogo «Libro de los dibujos de Federico García Lorca» de 1990, en el que Mario Hernández inventarió casi cuatrocientos, lo que también explica que a esa labor artística le hayan dedicado atención Antonio Gallego Morell, Andrés Soria Olmedo y Eugenio Carmona, entre otros estudiosos del poeta.

Cuando Plaza Chillón habla del «Lorca auténtico» y del «Federico real» es cuando el poeta dibuja «su más profunda tragedia con un expresionismo descarnado» y cuando plasma con sus lápices «cuerpos desgarrados, cortados, heridos o amputados; santos mártires y pusilánimes arcángeles, marineros muertos o ensimismados, gitanos y bandoleros amanerados, arlequines efébicos, seres andróginos y payasos maquillados».

El profesor de la Universidad Complutense de Madrid Emilio Peral Vega, en su introducción a «Efebos tristes», valora el contenido de este estudio porque no es solo un repaso pormenorizado de las figuras que integran el imaginario visual de García Lorca sino que incide en los que son motivos recurrentes tanto de sus dibujos como de sus poemas y de su dramaturgia, como las manos y el pez: «Pez sin escamas ni río», exclama la Madre de «Bodas de sangre», ya rendida a su destino.

También lo valora desde el convencimiento de que la «mirada» homosexual «ha sido soslayada o minimizada, cuando no deliberadamente preterida, en los acercamientos a la obra lorquiana».

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