Belgrado.- Montenegro ha vuelto a la inestabilidad e incertidumbre política este sábado, al caer en la madrugada el Ejecutivo del proeuropeo Dritan Abazovic, menos de cuatro meses después de subir al poder, en medio de nuevas polarizaciones por cuestiones identitarias.
Poco después de la pasada medianoche, una moción de censura votada por 50 diputados en el Parlamento de 81 escaños tumbó a la frágil y variopinta coalición de cinco partidos encabezada por el centroizquierdista y liberal URA de Abazovic.
En minoría, depende para gobernar del apoyo del socialista partido DPS del poderoso presidente del país, Milo Djukanovic, la mayor formación parlamentaria, que no forma parte del gabinete.
En protesta por un acuerdo con la Iglesia Ortodoxa Serbia que, considera, diluye la nacionalidad del país, el DPS ha sido el impulsor del voto de desconfianza de hoy.
Grupos pro-occidentales y nacionalistas aseguran que el acuerdo firmado hace dos semanas, que regula las relaciones del Estado con la Iglesia Ortodoxa Serbia, fortalece la influencia de Belgrado y de Moscú en el país en medio de la guerra en Ucrania.
POLARIZACIONES INDENTITARIAS
El controvertido pacto con la mayor iglesia del país ha vuelto a colocar la polarización identitaria a la cabeza de la agenda política, en contra de la intención de Abazovic, de etnia albanesa, de «poner el punto final» a un asunto que desde hace una década causa conflictos en el país.
Los asuntos de identidad polarizan desde hace años la política y la sociedad de Montenegro, que en 2006 se independizó del Estado que formaba con Serbia tras la disgregación de Yugoslavia en la década de 1990.
Los principales protagonistas del duro enfrentamiento son el DPS de Djukanovic, y la coalición proserbia y prorrusa Frente Democrático (DF), las dos mayores formaciones políticas montenegrinas.
Varios integrantes del DF se opusieron en su momento a la independencia de Montenegro, y más aún a la entrada en la OTAN.
La relación con la Iglesia Ortodoxa Serbia, dominante en Montenegro, había causado tensiones a finales de 2019 por la aprobación, por parte del entonces Gobierno del DPS, de una ley que preveía declarar bienes estatales las propiedades de esa comunidad religiosa.
También ese acuerdo desató indignación y multitudinarias protestas que condujeron a una fuerte pérdida de votos del DPS en las elecciones de 2020 y su expulsión del Gobierno después de 30 años en el poder.
La ley fue anulada. Ahora, el DPS afirma que si vuelve al poder, anulará también el acuerdo con la Iglesia Ortodoxa Serbia sellado con el equipo de Abazovic, que asumió el poder el pasado 28 de abril.
SE OBSTACULIZA LA VÍA A LA UE
De 36 años, el primer ministro, hoy saliente, insiste en que su Ejecutivo fue derribado por su determinación en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado, que ha resultado en decomisos de grandes cantidades de tabaco de contrabando y narcóticos.
Acusó al DPS y sus aliados de nacionalismo, de atizar las divisiones para atraer votos de entre los identitarios y de encubrir vínculos con el crimen organizado.
Según Abazovic, detrás de la iniciativa de derrocar a su Gobierno está «la necesidad de detener a Montenegro para que algunas estructuras puedan recuperar sus posiciones financieras que han desaparecido o están en proceso de desaparición».
«Queda un objetivo político que nadie puede lograr solo: que Montenegro entre en la UE. Pero con esta política de nacionalismos, extremismos, influencias financieras de algunas estructuras en la política (…) esa senda nuestra se vuelve difícil de conseguir», afirma Abazovic.
De unos 620.000 habitantes, el país balcánico y adriático, miembro de la OTAN desde 2017, es candidato oficial al ingreso en la Unión Europea (UE) y pretende completar en 2025 las negociaciones para integrarse como miembro de pleno derecho en el club comunitario.
FUTURO POLÍTICO INCIERTO
Lanzado por el DPS, el voto de desconfianza contra el Gobierno que prosperó hoy en el Parlamento fue apoyado por los dos partidos socialdemócratas (SDP y SD), una formación de la minoría albanesa y otra de la minoría bosniomusulmana.
Se sumaron asimismo el opositor partido Demócratas de Montenegro (centroizquierda) y dos diputados de grupos prorrusos y proserbios que apoyan el acuerdo con la iglesia pero son críticos con Abazovic.
Con un espectro político muy fragmentado, las negociaciones para formar un nuevo Gobierno, con o sin la celebración previa de elecciones anticipadas, se presentan complicadas y su resultado incierto.
Sea como sea, hasta entonces se espera que el Ejecutivo de Abazovic -integrado por su URA, el SDP, el proserbio SNP y dos formaciones de las minorías- continuará en funciones.
No obstante, sin mayoría parlamentaria tras perder el apoyo del PDS, tiene escasas posibilidades de avanzar en su programa de reformas.
EFE
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