El venezolano Jesús Medina Martínez, uno de los cientos de detenidos después de la controvertida reelección del presidente Nicolás Maduro, falleció bajo custodia del Estado por presuntas complicaciones de salud, según informaron dirigentes y partidos opositores.
A través de X, el partido Primero Justicia (PJ) denunció «la muerte bajo custodia del preso político», de 36 años de edad, a quien detuvieron -aseguró- «por ser testigo electoral» en los comicios de 28 de julio, en los que trabajó a favor del candidato de la oposición, Edmundo González Urrutia.
A Medina lo detuvieron, según PJ, «arbitrariamente el 29 de julio por los esbirros del régimen y mientras estaba bajo custodia se complicó de salud por la diabetes tipo II que padecía y un problema cardíaco, requiriendo de urgencia atención médica, la cual le negaron» durante un tiempo que no precisaron, «significando que lo dejaron morir lentamente».
La noticia, compartida en redes sociales por organizaciones de derechos humanos, así como por varios partidos y dirigentes opositores, entre ellos los exdiputados Juan Pablo Guanipa, Delsa Solórzano y María Beatriz Martínez, quienes coincidieron al señalar la responsabilidad del Estado en esta muerte.
Por su parte, María Corina Machado explicó que el detenido estaba en unos calabozos «infrahumanos» en el estado Anzoátegui -donde residía- y allí -aseguró- «que lo maltrataron fuertemente y estuvo en unas condiciones higiénicas tan precarias que tuvo necrosis en ambas piernas», por lo que solicitaron su traslado a un hospital.
No obstante, subrayó Machado, «durante meses, le negaron cualquier atención médica alegando que necesitaban permiso de sus superiores en Caracas» y «finalmente, después de tanto tiempo y denuncias, lo llevaron al hospital Luis Razetti», donde los facultativos, «al ver el estado en el que se encontraba Jesús, decidieron que debían amputarle ambas piernas», pero «en medio del procedimiento, esta mañana, falleció».
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