Madrid, España.  España inicia mañana lunes una semana clave, de un auténtico vértigo político, para ver si es posible un cada vez más improbable acuerdo de gobierno entre los partidos de izquierda o se convocan las cuartas elecciones en menos de cuatro años.

Las reuniones con los dirigentes de los grandes partidos serán el martes por la tarde y ahí se sabrá si el líder socialista y jefe del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, tiene o no respaldo político.

En caso negativo, se convocarían elecciones el 23 de septiembre, que es el límite del plazo legal, y los comicios tendrían lugar el 10 de noviembre.

El bloqueo se debe en que el Partido Socialista (PSOE) de Sánchez, vencedor de los comicios de abril pero sin mayoría suficiente, no quiere formar un Gobierno de coalición con la formación izquierdista Unidas Podemos (UP).

Y, precisamente, UP solo apoyaría que Sánchez siga en el poder si este admite un Ejecutvo de coalición, y rechaza la pretensión socialista de un pacto de programa con un Gobierno monocolor.

Nada se ha movido desde el pasado martes, cuando PSOE y UP tuvieron su última e infructuosa reunión, y en las últimas horas excepto algunos contactos extraoficiales no ha habido ningún movimiento que apunta siquiera a un intento de reducir las diferencias entre ambas partes.

Con los principales dirigentes políticos manteniendo un silencio muy táctico, el púlpito correspondió hoy a figuras secundarias.

Así, la líder del PSOE en la región del País Vasco, Idoia Mendía, reconoció que es «bastante pesimista» sobre la posibilidad de que haya un acuerdo de Gobierno.

En el principal partido opositor, el conservador Partido Popular (PP), la exministra Dolors Montserrat dijo claramente que «vamos a elecciones por el capricho único y personal de Pedro Sánchez».

Más urgencia intentó transmitir Lorena Roldán, portavoz del liberal Ciudadanos, el tercer partido más importante del Parlamento, dijo que «comienza la cuenta atrás para que se confirme el fracaso de Sánchez» en la formación de Gobierno, por lo que pidió al líder socialista que «rinda cuentas» tras casi cinco meses de parón político.

El portavoz en el Congreso del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Aitor Esteban, defendió que se debe «pelear» hasta el último momento para evitar nuevas elecciones, pero confesó que no es optimista porque cree que Sánchez «no tiene en la cabeza ya buscar el acuerdo» con Unidas Podemos.

El presidente de la región de Galicia y uno de los principales líderes del conservador Partido Popular (PP), Alberto Núñez-Feijóo, culpó de la situación a la falta de políticos de talla.

«Si en España no tuviésemos una serie de políticos adolescentes a los que les hemos dado un Ferrari de 47 millones de pasajeros y están a punto de estrellarlo, si tuviésemos hombres de Estado, estoy seguro que podría haber un Gobierno de coalición», afirmó.

Otro presidente regional, el de la pequeña Cantabria, Miguel Ángel Revilla, recurrió hoy a pedir a la patrona de su región, la Virgen de la Bien Aparecida, que haya un Gobierno estatal «cuanto antes», ante el «terrible» daño que sufre la financiación de las comunidades autónomas por la falta de Ejecutivo y de nuevos presupuestos.

«Estamos atados de pies y manos, es una situación que crea incertidumbre, también en los empresarios», y la imagen que da España «no es nada positiva», afirmó Revilla en unas declaraciones tras visitar el santuario religioso.

Quién sabe si Revilla, cuyo partido es el único que apoyó a Sánchez en la frustrada investidura de julio con su único diputado en Madrid, es el único responsable de un partido que a estas alturas se ha dado cuenta de que la política española necesita un milagro.

EFE

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