Muchos padres de hoy navegan entre el cansancio y la culpa tecnológica. Antes fue la televisión; luego, la tablet. Ahora, los chatbots de inteligencia artificial (IA) son la última frontera que los niños exploran, a menudo durante horas y sin supervisión.
Modelos como ChatGPT, MyAI de Snapchat o Character.AI ya no son simples herramientas de búsqueda: narran cuentos, crean imágenes y, para algunos niños, se han vuelto confidentes digitales. La IA, diseñada para ser empática y servicial, ha comenzado a ocupar un lugar íntimo en la vida emocional infantil.
La cuestión ya no es solo cuánto tiempo pasan frente a la pantalla, sino con quién están “hablando” detrás de ella, informa DW en Español.
Cuando la IA se convierte en confidente
La escena se repite en distintos hogares: un padre agotado cede el móvil, el niño conversa con un chatbot, y el tiempo se desvanece. En Ohio, un padre escuchó a su hijo hablar sobre trenes durante 45 minutos antes de dejar que ChatGPT continuara la charla.
Dos horas después, el niño seguía fascinado. “Mi hijo cree que ChatGPT es la persona más genial del mundo”, contó el hombre en Reddit.
Esa anécdota se volvió viral y reveló una inquietante tendencia: los niños están estableciendo lazos emocionales con sistemas de IA, sin que se comprendan del todo sus consecuencias.
La ilusión de amistad con la IA
Expertos como Ying Xu, profesora de Harvard, advierten del riesgo de que los niños crean que la IA “elige” hablarles o los entiende realmente. “Eso puede llevarlos a pensar que están construyendo una relación auténtica”, señala.
Andrew McStay, de la Universidad de Bangor, recuerda que los modelos de lenguaje no pueden empatizar. “Son programas predictivos diseñados para mantener la interacción”, subraya.
El peligro no solo está en el tiempo de pantalla, sino en la ilusión de compañía. Según el informe Yo, yo mismo y la IA, el 67 % de menores entre 9 y 17 años conversa con chatbots, y un 35 % dice que “es como hablar con un amigo”.
Entre la innovación y la incertidumbre
A pesar de las alertas, la industria avanza. OpenAI y Mattel ya experimentan con juguetes parlantes basados en IA. Se estima que el mercado de “juguetes inteligentes” superará los 25.000 millones de dólares en 2030.
Pero padres como Ben Kreiter se cuestionan el impacto: “No sé qué efecto tiene esto en sus cerebros. Quizás no debería usar a mis hijos como conejillos de indias”, confesó a The Guardian.
Educar en lugar de prohibir
Psicólogos recomiendan acompañar y no prohibir. “La supervisión funciona mejor con comunicación abierta”, explica Wendy Rote, de la Universidad del Sur de Florida.
La psicóloga Eileen Kennedy-Moore resume la preocupación central: “Los amigos de IA son más fáciles, pero no tan satisfactorios como los humanos reales”.
En definitiva, la IA generativa (chatbots) es un experimento global en el desarrollo infantil. Mientras la tecnología avanza a ritmo vertiginoso, padres y educadores aún buscan cómo equilibrar la magia de lo nuevo con la esencia de lo humano.
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!