La creencia de que ninguna erupción volcánica es exactamente igual se vio opacado por un reciente estudio de la Universidad de Oregón (Estados Unidos), el Servicio Geológico de Estados Unidos y la Universidad Sichuan de China, donde analizan una sucesión de erupciones en el volcán Kilauea, Hawái, que dan paso a una nueva categoría. 

Dicha investigación, presentada en la revista Nature Geoscience, se centró en la observación de 12 explosiones continuas que se desencadenaron en 2018, siendo descritas como un desconocido proceso de erupción volcánica. 

Tales explosiones se originaron por los bruscos incrementos de presión ante el desmoronamiento del suelo, expulsando trozos de piedra y gas caliente. 

Este conjunto de explosiones generadas en el Kilauea se sumaron al flujo de lava que descendió hasta la base del volcán, causando la destrucción de múltiples casas y el desalojamiento de las comunidades en la isla de Hawái por varios meses. 

Lograr entender esta serie de erupciones volcánicas, denominado «hindcasting», ayudará a los vulcanólogos a establecer pronósticos más precisos sobre futuras explosiones y transmitir advertencias con anticipación para los sectores en riesgo. 

Erupciones consecutivas

Es común que las erupciones volcánicas explosivas se desarrollen a causa del magma ascendente, canales de agua subterránea vaporizada o la unión del par de fenómenos, así lo indicó el estudiante con doctorado en la Universidad de Oregón, Josh Crozier. 

No obstante, las explosiones estudiadas no se acoplaban a las características de este tipo de erupciones. 

«Estas erupciones son interesantes porque no parecen involucrar ni magma fresco ni agua subterránea significativa», detalló Crozier. 

«El material eruptivo contenía muy poco magma fresco, y tampoco hay evidencia de agua subterránea involucrada».

Una de las instituciones encargadas del seguimiento de Kilauea es el Observatorio de Volcanes de Hawái, parte del Servicio Geológico de EEUU, el cual ha instalado diversas herramientas científicas para medir tanto los temblores como los gases expulsados. 

«Lo interesante de estas erupciones es que hubo varias en secuencia que fueron notablemente similares; eso es relativamente inusual. Por lo general, las erupciones volcánicas no ocurren con tanta regularidad», declaró el vulcanólogo, Leif Karlstrom.

Ante la gran cantidad de información recolectada, los expertos indagaron en la naturaleza de las erupciones. 

Recreación de los hechos

Estos datos al ser anexados en arquetipos atmosféricos y del subsuelo, los profesionales recrearon una novedosa perspectiva de los acontecimientos de las erupciones en Kilauea en 2018. 

Previo a cada explosión, el magma se drena poco a poco en un almacenamiento subterráneo, siendo combustible para los flujos de lava a unos 40 kilómetros. 

Mientras se acababa la cantidad de magma, el suelo encima de este (también llamado caldera) se desmoronaba en segundos. 

Esta acción desencadena un incremento rápido en el almacenamiento, más la presencia de una acumulación de gas magmático  en la zona superior, dando como resultado una elevación en la liberación del gas y los fragmentos por medio de un canal, siendo expulsados en el respiradero de Kilauea. 

De una forma más simple, los científicos lo describen como un cohete de juguete que, tras pisar una bolsa de aire enlazada a una manguera, impulsa al objeto hasta el cielo. 

«El ‘pisotón’ es este trozo de roca de un kilómetro de espesor que cae, presuriza la bolsa y luego empuja el material directamente hacia arriba», puntualizó Crozier. El ‘cohete’ es el gas y las rocas que son expulsados del volcán.

Según Crozier, el desmoronamiento de la caldera es frecuente, pero es la primera vez en que los expertos logran aportar una explicación sobre este proceso. 

«Esto apunta a nuevas formas de observar las erupciones y combinar mediciones de sensores con simulaciones por computadora para evaluar mejor los peligros de las erupciones».

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