Se oyó una Voz: Queridos hermanos, mientras más nos sumergimos en el seguimiento de Jesucristo, en su causa, que es el Reino de Dios y su justicia (Mateo 6, 33), más ruido se hace presente, sin embargo, estemos atentos a la presencia de Dios que espera de nosotros una respuesta ante su Voz.
No cualquier respuesta, sino una respuesta al ejemplo de María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho» (Lucas 1, 38), de Samuel: «Habla, que tu siervo escucha» (1 Samuel 3, 10); donde ambos ponen como Protagonista a Dios, sus respuestas así lo manifiestan, y confirman ser servidores, como lo dice Jesús, nuestro Señor, en Marcos 9, 33-37.
Rememos mar adentro, vayamos en peregrinación o tomemos un vuelo directo, sin contratiempos ni distracción a Mateo 3, 13-17 (y sus paralelos: Marcos 1, 9-11; Lucas 3, 21-22).
Contra todo pronóstico y «ecuación religiosa», la Voz: «Este es mi Hijo muy amado…» dirigida de manera exclusiva a Jesús, nuestro Señor, hagámosla propia, porque solamente Jesucristo, en Él y por Él somos hijos de Dios Padre, y al mismo tiempo hermanos. La Gracia del bautismo nos concede esa doble realidad: ser hijos adoptivos de Papá Dios (Romanos 8, 15-17; Gálatas 4,6), y hermanos de nuestros semejantes (Mateo 6, 9-13).
¡Que Gracia inmerecida! Qué Dios tan bueno que continúa «apostando» por nuestra salvación. Dios no está dispuesto a perdernos, estemos nosotros también dispuestos a que no nos pierda.
Queridos hermanos, en un mundo donde se sigue escuchando las trompetas de las guerras, los disparos y cañones anunciando muertes, los ataques cada vez mayores contra la Familia, la pretensión de destruir los valores inculcados desde nuestros hogares y las agresiones sin tregua en contra de la Iglesia, no ha de ser motivos para echarnos para atrás en nuestra fe, en los valores y en la paz, sino que bajo la presencia del Espíritu Santo, proclamemos junto a nuestros Obispos lo que ellos han dicho recientemente en la Exhortación Pastoral:
«Hoy es el momento de despertar de nuestra postración para despojarnos de todo vestigio de resignación, indiferencia o egoísmo. Levantarnos y caminar juntos para sembrar esperanza, actuar con decisión, cultivar valores y promover una forma de hacer política basada en el bien común y no en intereses particulares o en fines ideológicos… No nos dejemos robar la esperanza… Es fundamental que pasemos de la lamentación a la acción liberadora»
Cuando algunos se alejen de Jesucristo, porque se sienten escandalizados por su manera de hablar, digamos con valentía y convicción junto a Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6, 68), y en comunión recemos juntos, sabiendo en quién hemos puesto nuestra Esperanza:
¡Oh Cristo! ¡Oh Verbo!
Mi Señor y mi único Maestro
Habla, que quiero escucharte y poner en práctica tu palabra.
Quiero escuchar tu divina palabra, que sé que viene del cielo.
Quiero escucharla, meditarla, practicarla,
porque en tu palabra está la vida, la alegría, la paz y la felicidad.
Habla, Señor. Tú eres mi Señor y mi Maestro (Padre Antonio Chevrier, fundador del Prado).
A Cristo sea el Poder, el Honor y la Gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
Por cierto, felicitaciones, hoy es el día Internacional del que habla solo. Seguramente queridos hermanos, en algún momento hemos hablado solo y hasta nos hemos respondido. Dios sigue hablando, el problema es si estamos escuchando su Voz, Ahí está el Detalle, diría Cantinflas. Que nuestra voz interior, esa que nos hace hablar solos vaya a menos y la Voz de Dios sea nítida y la escuchemos bien. Afinemos el oído, sintonicemos nuestro corazón y preparemos nuestras manos para continuar llevando a Cristo a tantas personas que esperan por Él.
Súbele el volumen a la Voz de Dios. Ánimo.
Nuestra Señora Coromoto lleva hasta Jesucristo nuestra oración.
San Juan Pablo II, ruega intercede por nosotros.
Dios mediante, a partir del lunes 16 de enero de 6 a 8 PM sintoniza nuevamente Entre lo Humano y lo Divino a través de News 105.3 FM/circuitonew.net, la radio que se escucha, se ve y se siente, y te sintoniza con Dios.
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