Hilário Galize señala su brazo este domingo, en medio de su casa destruida por un tornado en la ciudad de Rio Bonito do Iguaçu, estado de Paraná (Brasil). EFE/Sergio Ranalli

Cerca de 700 familias en Río Bonito do Iguaçu, un pequeño municipio del sur de Brasil, quedaron sin viviendas tras el paso de un violento tornado ocurrido el pasado viernes, que destruyó en menos de dos minutos gran parte del lugar y dejó un saldo trágico para sus habitantes.

“Aquí era mi casa y no sobró nada. Solo sobró esa cama. La casa quedó totalmente destruida. Lo único que queda es esta sala (las paredes), pero sin techo”, relató a EFE Edamir Gades, de 61 años, mientras mostraba los escombros de su vivienda.

Gades afirmó que no puede calcular el costo de lo perdido ni cuánto tardará en reconstruir, pues “tenemos que hacerlo todo de nuevo”.

La situación afecta también a cerca de 1.000 personas que fueron alojadas provisionalmente en refugios improvisados en escuelas y gimnasios de Laranjeiras do Sul, municipio vecino que conservó los servicios públicos.

Tormenta de granizo

El tornado, con vientos de hasta 250 km/h y acompañado de una tormenta de granizo, fue generado por un ciclón extratropical que afectó el sur de Brasil y provocó una alerta climática en varios estados antes de perder fuerza este domingo.

La Defensa Civil de Río Bonito do Iguaçu reportó seis muertos, 835 heridos (32 de ellos hospitalizados) y que el 90% de las construcciones quedaron derribadas.

Entre los testimonios, la ama de casa Susseane Somali expresó, entre lágrimas, el impacto de perder todo lo que construyó durante toda la vida: “No consigo ni pensar en eso ahora (valor de las pérdidas). Demoramos la vida entera para construir, entonces no sé cuánto vamos a demorar para construir todo de nuevo”.

Ella narró que tras salir del trabajo y recoger a su hijo en la escuela, sintió el ruido del vendaval justo al llegar a su casa y tuvo que proteger a sus niños cubriéndolos con su cuerpo cuando todo comenzó a caer.

El jubilado José Filho contó que la tormenta fue tan violenta que vio a una vecina ser arrastrada por el viento unos 50 metros y a una niña volar casi 100 metros. “En un minuto derribó todo. Con mi edad nunca vi una tempestad como esa”, aseguró.

San José

La vecina Lourdes dos Santos relató que estaba hablando por teléfono cuando sintió el estruendo y colgó para tomar la biblia, aunque no pudo leer ni un salmo antes de que el techo de su casa se desplomara y se refugió debajo de una mesa.

La religiosa Rosane Correa Teixeira, de las Hermanas de San José, describió la tormenta como aterradora: “La puerta salió volando, el techo comenzó a caer y objetos volaban dentro de la casa. Parecía una guerra”.

Clamó a Dios pidiendo misericordia para que los vientos cesaran, pues no sabía lo que sucedía con las personas en la iglesia vecina.

En entrevista a la luz de una vela y con su casa en oscuridad, Teixeira afirmó que aunque la tormenta duró “solo un minuto”, para ella fue “una eternidad” de intenso miedo y terror, sintiendo que podría morir.

“Fueron momentos de mucho terror. Parecía que era una guerra. Fue horrible”, concluyó.

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