Berlín, Alemania. El Eintracht Fráncfort se reecontrará este miércoles con el Real Madrid, 62 años después de haber jugado y perdido una legendaria final de la Copa de Europa contra el equipo blanco que sigue representando, pese a un contundente 7-3, uno de los mitos del club alemán.
Desde entonces también ha ocurrido mucho y parte de las peripecias del equipo alemán han tenido más que ver con las penurias cotidianas de la lucha contra el descenso, o la lucha por volver a la primera categoría, que con lo más alto del escenario europeo.
El triunfo en la Liga Europa en la temporada pasada, contra todo pronóstico, es visto como el éxito más importante el Eintracht que en toda su historia ha sido una vez campeón alemán, en 1959, lo que le permitió jugar la Copa de Europa en la que terminó perdiendo la final ante el Madrid.
Fútbol semiprofesional
Eran tiempos en que el fútbol alemán era apenas semiprofesional lo que, para los jugadores de entonces, hacía ese partido algo todavía más importante. «Para nosotros eran dioses vestido de blanco, si uno de ellos me hubiera pedido que le cargara el maletín no hubiera dudado en hacerlo», suele repetir el ex-delantero Erwin Stein lo que se ha repetido con insistencia en estos días.
«Era un partido de profesionales contra jugadores que entrenaban en las tardes después del trabajo», ha recordado, citado por el diario «Fránfurter Allgemeine», el ex-jugador Dieter Stinka.
Actualmente, en el museo del Eintracht, está el balón de aquella final con los autógrafos de los jugadores del Real Madrid que Richard Kress recolectó en el banquete después del partido. Tras el pitido final se había apoderado de la pelota.
El balón solo fue entregado el museo del Eintracht en 2006 diez años después de la muerte de Kress por su viuda.
Tras esa noche histórica de Glasgow la historia del Eintracht ha estado llena de altas y bajas.
Historia de altas y bajas
En 1963 estuvo entre los clubes fundadores de la Bundesliga con lo que empezó la profesionalización plena del fútbol alemán. En 1974 había dos jugadores del Eintracht, Jürgen Grabowski y Bernd Holzenbein, en la selección alemana campeona del mundo.
En 1989 ganó la Copa de la UEFA. A comienzos de los noventa el Eintracht fue uno de los mejores equipos de Alemania. El equipo de la temporada 1991/1992, el que había dos campeones del mundo que eran Andreas Möller y Uwe Bein, se considera el mejor Eintracht de todos los tiempos. Pero el título alemán se le escapó en la última jornada, el perder con el Hansa Rostock cuyo descenso estaba sellado. El campeón fue el Stuttgart.
En 1993/1994 llegó a tener en la primera ronda cinco puntos de ventaja sobre el segundo que era el Bayern. Pero en la segunda ronda solo alcanzó 14 puntos y terminó quinto. Entonces comenzó una crisis honda. En el 96 vino el descenso. En el 98 volvió a ascender, tras dos temporadas en la segunda categoría.
Vuelta al descenso
En 2001 volvió a descender. En las temporadas anteriores todo había estado marcado por la lucha por la permanencia.
Después vinieron dos años en los que incluso la existencia del Eintracht estuvo amenazada por irregularidades. El equipo estuvo también al borde de descender a la tercera categoría.
En 2003 tras haber estado cerca del descenso en 2002, el Eintracht logró ascender otra vez a la primera Bundesliga. En 2004 volvió a descender lo que mostraba que estaba a punto de convertirse en lo que suele llamarse un equipo ascensor.
A partir de 2012, sin embargo, el equipo se ha estabilizado y ha logrado permanecer ininterrumpidamente en la primera categoría. En 2018 ganó la Copa de Alemania, que ya había ganado en otras cuatro ocasiones.
Triunfo en la Europa Liga
Lo más importante, sin embargo, fue el triunfo en la Europa Liga en 2022, aunque eso haya ocurrido justo en una temporada en la Bundesliga claramente por debajo de las expectativas.
En todo caso, el reencuentro con el Madrid se produce después de que el Eintracht recorriera lo que se puede considerar los barrios bajos del fútbol para volver a estar al menos cerca de lo más alto.
El Madrid tiene otra historia. Tal vez sigan viéndolos como dioses en blanco aunque es dudoso que alguien esté dispuesto a cargarles el maletín.
EFE deportes
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