La Policía de Kenia disparó este martes munición real y botes de gases lacrimógenos contra manifestantes -la mayoría, pacíficos- en el centro de Nairobi, donde hubo enfrentamientos en nueva jornada de protestas multitudinarias contra el Gobierno en todo el país, según pudo constatar EFE.
Las movilizaciones, que se repiten desde el pasado 18 de junio y empezaron con un tono pacífico, se han ido tornando violentas -por la intromisión de matones, según alegan los convocantes- en la capital keniana y otras urbes del país.
Algunos manifestantes replicaron arrojando piedras contra las fuerzas del orden, que levantaron barricadas para impedir el acceso de más jóvenes al centro de Nairobi, donde se encuentra el Parlamento, las sedes de los ministerios del Gobierno y el Tribunal Supremo, entre otros edificios oficiales.
No obstante, EFE pudo comprobar que la mayoría de los protestantes en el centro de la capital continúan siendo muy jóvenes y pacíficos, y marchan con banderas nacionales y silbatos al grito de “¡Somos pacíficos!” o “¡El poder del pueblo es nuestro poder!”.
Tom Mboya Street
EFE pudo escuchar los disparos de munición real en Tom Mboya Street, una céntrica calle de Nairobi, y justo después encontró a una persona tumbada en el suelo, inmóvil, mientras decenas de manifestantes se concentraban a su alrededor e insultaban a la Policía.
Algunos cubrieron su cabeza con una bandera keniana y retiraron el cuerpo mientras la Policía disparaba gases lacrimógenos contra ellos.
Asimismo, al menos una persona resultó herida por el impacto de un bote de gases lacrimógenos en el centro de la capital, donde algunos protestantes también prendieron fuego a neumáticos, y hubo un número indeterminado de detenciones.
La Policía desafió así un dictamen emitido el pasado viernes por el Tribunal Superior de Malindi (sur), que prohibió al Servicio de Policía Nacional (NPS, en inglés) el uso de cañones de agua, gases lacrimógenos y munición real contra manifestantes pacíficos.
La sección keniana de Amnistía Internacional (AI) pidió este martes a la Policía y el Ejército que cumplan con sus obligaciones constitucionales de proteger y facilitar las protestas pacíficas, convocadas para esta jornada bajo el lema «Ocupar todas partes».
Las protestas, que surgieron como una reacción contra un proyecto de ley que contemplaba una subida de impuestos, se han trasformado en manifestaciones que ahora piden la dimisión del presidente de Kenia, William Ruto, y rechazan la corrupción y la mala gobernanza, entre otras reivindicaciones.
Proyecto de Ley
Ruto decidió no firmar el pasado 26 de junio el controvertido proyecto de ley y anunció la retirada de esa iniciativa legislativa, a fin de atajar su peor crisis desde que llegó al poder en septiembre de 2022.
Pero continúan las movilizaciones, que no cuentan con líderes oficiales y son impulsadas en las redes sociales por jóvenes de la llamada ‘generación Z’ (nacidos entre mediados de la década de los 90 del siglo XX y la primera década del siglo XXI).
La respuesta de las fuerzas de seguridad ha dejado al menos 39 muertos desde el pasado 18 de junio, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia (KNCHR).
También hubo al menos 361 heridos y se registraron 32 casos de desapariciones forzadas, señaló esa entidad reguladora.
Gracias a la ubicación geoestratégica de Kenia y sus políticas económicas, este país a menudo es identificado por la comunidad internacional como una potencia estabilizadora del Cuerno de África y un socio fiel de Occidente.
El país destaca como una de las economías de más rápido desarrollo de África, pero las desigualdades persisten y uno de cada tres kenianos sobrevive con apenas dos dólares al día, según el Banco Mundial.
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