El peor gobierno de toda la historia republicana venezolana, sin duda, ha sido el de Nicolás Maduro. Ningún otro había hecho tanto danos estructurales a una nación como el suyo.
En lo político, heredó de Chávez el modelo autoritario fidelista cubano. Dejando a los altos mandos militares entrar en los negocios de los recursos del Estado. Hacer de la represión, el encarcelamiento y los juicios amañados, los instrumentos persuasivos y disuasivos para reducir y controlar las acciones de los opositores. Desacatando leyes democráticas e imponiendo otras de corte socialista autoritaria.
En lo económico, quebraron y destruyeron la industria petrolera, conocida en el pasado como “la gallinita de los huevos de oro”; la financiadora principal del gasto público. Igual las empresas de Guayana: la del acero, la del aluminio, la del oro, la del hierro, la eléctrica.
Venezuela hoy en día es el país con la inflación y la tasa de desempleo más alta del mundo. El menos transparente. La depreciación de la moneda es brutal. Un dólar vale 3.000.000 de bolívares; paupérrimo poder adquisitivo.
En lo social, más del 80% de los compatriotas viven en estado de pobreza crítica. La gente se muere a diario por falta de medicina, servicios y asistencia médica estatal. Agravada por la pandemia del virus chino “COVID 19”.
Si bien es cierto, los venezolanos los gobierna el peor régimen de toda la historia republicana; no es menos cierto, también han contado con la peor oposición de la era democrática.
Esta cayó en la trampa política del régimen de ausentarlos de la participación electoral. Apostaron un golpe de Estado, una invasión militar extranjera y nada ocurrió.
Llego la hora de la rectificación, la Oposición ha de asumir de nuevo la ruta electoral y lograr entusiasmar al pueblo en general a ejercer su derecho al voto, con una propuesta creíble y de confianza. Proponiendo los mejores y honestos candidatos a las gobernaciones y alcaldías en próximas elecciones de 21 de noviembre convocadas por el nuevo CNE. En esa dirección, hasta ahora, se han pronunciado solo Juan Guaidó, Freddy Guevara y Leopoldo López. Se impone la negociación. Amanecerá y veremos.
Rene Núñez Rodríguez
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