Más de 4 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela se encuentran en varios países del mundo, especialmente en América del Sur, según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Los venezolanos llegan cansados, asustados, llenos de expectativas y con muchas ganas de trabajar, en el lugar que eligieron para “comenzar de cero”, a pesar de sus estudios universitarios están dipuestos a laborar en cualquier área.
Profesionales, amas de casas, estudiantes, trabajadores y empleados públicos, prepararon sus maletas y se fueron de Venezuela, algunos con sus familias y otros con el propósito de enviar una remesa a sus hogares.
Hay que planificarse
La médico pediatra, Yxora Vacaro, viajó hace dos años y once meses desde Anzoátegui hasta Chile, actualmente se encuentra junto a su hija y esposo, aconseja planificarse, leer y estudiar sobre el sitio que se escoge para emigrar.
La inseguridad de mi país y la dificultad para acceder a los alimentos y servicios básicos que disminuían la calidad de vida, me obligaron a emigrar.
Afirma que otras de las razones con peso fue la falta de insumos para atender a sus pacientes, lo que hizo su trabajo muy cuesta arriba e inhumano.
En Chile busca consolidar todos los proyectos profesionales y familiares que estaban detenidos en Venezuela.
“Me siento agradecida, muy satisfecha pero con mucho pesar de ver con tanta dificultad el poder volver a mi país”.
Vivo una batalla emocional
Luego de postergar una y mil veces su viaje, Roberto Boscan, tuvo que tomar la decisión más difícil de su vida, irse de casa, retando a la sobrevivencia.
“No le di lugar a las dudas, fue imperativo salir de mi patria en busca de mejores oportunidades”, es oriundo de Maracaibo, estado Zulia y actualmente se encuentra en Santiago de Chile.
Es licenciado en comunicación social y vivía con su mamá Maritza de Boscan y su papá Nelson Boscan.Tiene como proyecto establecerse Chile y con suerte regresar algún día a Venezuela.
En el extranjero uno siempre se siente ajeno, pero no veo como una opción a corto plazo el regresar a casa, pues Venezuela no volverá a ser la misma, debe pasar tiempo para que retomemos el rumbo.
En Chile trabaja como inspector en una empresa de parquímetros que ofrece sus servicios a la Municipalidad de Santiago.
La anécdota que recuerda es que pasó 26 horas en el Aeropuerto El Dorado (Colombia), sin poder moverse, porque la maleta se le rompió, tuvo que comprar una nueva, perdiendo el vuelo Lima-Santiago.
Dijo que para migrar lo primero que deben hacer es tomar la decisión con todo sobre la mesa y que estén completamente seguros del paso que van a dar .
Lo segundo que traten de viajar con todo cuanto se pueda para poder regularizarse en el país elegido, porque estar de ilegal dificulta mucho las cosas y hace más dura la carga.
Dijo que sin duda psicológicamente cuando se viaja fuera del país eso afecta, porque la batalla emocional es sin cuartel.
«Si tuviera un poder, pondría un pedacito de Maracaibo en una montaña de nieve».
Todos los días uno se enfrenta a su jornada con las ganas de regresar a Venezuela, porque nada es como sentirse en casa, pero recordamos que no existe la mínima condición en nuestro país y se nos pasa (creo que es el sentir de todos).
Emigrar no es sinónimo de riqueza
La jóven Celiana Hernández, considera que “es importante forjar bases muy sólidas de emprendimiento en el país que nos acogió, demostrar de qué estamos hechos los venezolanos, que somos más que arepa y patacón”.
Es importante seguir llenando nuestras maletas de sueños materializados, los mismos con los que un día salimos de nuestro país.
Emigrar no es sinónimo de riqueza, sino de grandeza. Se necesita de mucho empoderamiento para materializar sueños en otro país. Ser y sentirnos dignos representantes de donde venimos; saber que en el país al que decidamos emigrar hay que trabajar muy duro.
Viajé por el alto índice de inflación que devalúo nuestra moneda, haciendo el poder adquisitivo de los productos de la cesta básica alimenticia superior al ingreso salarial.
Actualmente esta encargada de un salón en una cafetería francesa en Chile.
Cuenta que primeramente se fue a Perú y en ese país la xenofobia es tan grave que la oportunidad de empleo para mujeres bonitas es precaria y, sobre todo si es venezolana.
“Nosotras no sólo somos bellas, sino también emprendedoras. Un día decidí subirme en los autobuses a vender chocolates, para buscar el sustento de mi estadía en ese país, el cual era un trampolín hasta poder llegar a Chile”.
Las experiencias buenas/malas no son las mismas para todos, tengo amigos que han tenido mucho emprendimiento y crecimiento en Perú (mi admiración para ellos).
Hay que aplaudir el buen funcionamiento de los servicios públicos(literalmente pagamos hasta por respirar). Y así es que se construye un buen país. Nada es gratis, para poder disfrutar de un servicio de calidad hay que pagar.
Lleva un año y tres meses en Chile, ha sido un país que me acogió de manera positiva desde que pisé su suelo, el proceso de adaptación sigue siendo difícil. Nada como lo nuestro; nuestra cultura, nuestra gastronomía, nuestra gente .Todos los días nos despertamos con ansias nuevas de regresar.
Estoy ejerciendo mi profesión
Con apenas quince días de casada, Adriana Odiaga Reina, se fue a Perú junto con su esposo. Llevan dos años en Lima. “ Si bien es cierto que emigrar es fuerte, imagínense recién casados después de nuestra luna de miel”.
Gracias a Dios desde que llegamos a Lima por vía área, Dios ha sido bueno y fiel. Somos cristianos y hemos visto su gracia. Soy licenciada en educación integral, y he podido ejercer mi carrera, cosa que es gratificante por el amor a los niños y la vocación que tengo.
Si bien extraño a mi familia, todos los días uno saca fuerza para salir adelante, al principio uno llora mucho el estar lejos y por el cambio de clima, pero el migrante saca fuerzas de donde uno no cree tenerlas, para levantarse y trabajar y poder enviar un poco de dinero a la familia en Ciudad Guayana, estado Bolívar, donde nací y tengo mucha gente querida.
Recomienda que lleven sus documentos apostillados, pues para ejercer cualquier profesión es más fácil estando por lo legal.
Es importante que antes de llegar a un país desconocido sepan quién los va a recibir, pues muchos dicen vente que aquí nos arreglamos, pero al pasar los días las condiciones cambian. “Extraño el sol guayanés indudablemente”.
Hay que comenzar de cero
El licenciando en educación, Argenis Villalobos, asegura que la terrible situación del país y la mala calidad de vida lo obligaron a emigrar. Actualmente en Perú se desempeña como ayudante en una fabrica de sesgos para ropa.
Una anécdota del viaje es que en medio de tanta gente, su maleta se cambió con la de una señora (eran idénticas), pero al llegar a la frontera entre Colombia y Ecuador, como cosa de Dios, se encontraron de nuevo y las pudieron canjear.
Principal consejo para las personas que quieren emigrar: pensarlo bien porque uno deja prácticamente todo en Venezuela, y en otro país toca empezar de nuevo, no vale lo que estudiaste o trabajastes hay que comenzar desde cero.
¿Qué cambiaría de Venezuela por Perú? el ambiente social, yo pienso que en Venezuela se respeta y se aceptan más a los extranjeros, en Lima existe mucha xenofobia.
Mis planes a futuro son trabajar duro en este país para ahorrar y regresar a Venezuela.
En Perú llevo solo dos meses ( pero viví en Colombia por seis meses ) y emocionalmente extraño mucho a la familia, especialmente mis tíos Omar Sánchez, Ayarid Villalobos y mi sobrina Omadys. «Nunca estas tranquilo vives en Perú, pero tu corazón esta en Venezuela».
Estos jóvenes profesionales comparten con Soy Nueva Prensa Digital cada una de sus experiencias, lo duro que es comenzar en un país desconocido, pero son valientes y dejan el nombre de Venezuela en alto, con su responsabilidad, compromiso, identidad nacional y sobre todo profesionalismo en el lugar donde se desempañan siendo migrantes.
Por: Osnelly Sánchez Madrid
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