Moscú/Leópolis.- El presidente ruso, Vladímir Putin, ha decidido ignorar la cumbre del G20 para evitar el mal trago de verse la cara la próxima semana en Indonesia con los líderes occidentales, que no sólo condenan la campaña militar rusa en Ucrania, sino que siguen apoyando a su enemigo con sanciones y armamento pesado.

Tampoco asistirá personalmente el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que tiene la excusa de que su país está en guerra, aunque es muy probable que intervenga por videoconferencia para mantener el conflicto en lo más alto de la agenda.

Kiev llamará en Bali a la comunidad internacional a seguir presionando al Kremlin, al que considera culpable de todos los males que aquejan al mundo, desde la inestabilidad económica a la crisis alimentaria o el encarecimiento energético.

PUTIN SE AÍSLA TRAS NUEVA DERROTA MILITAR

Aunque aduce que «su presencia es necesaria en Rusia», el Kremlin quería evitar a toda costa una foto de familia en la que Putin apareciera como un paria a ojos del resto del mundo.

Pese a la anexión sobre el papel de cuatro regiones ucranianas, el Ejército ruso acumula desde septiembre tres duras derrotas en el frente ucraniano, dos de ellas en forma de humillante retirada de territorios anexionados, el último esta misma semana en Jersón.

Aparte de su constantes alusiones al fin de la hegemonía occidental y al advenimiento de un mundo multipolar, Putin no tiene nada de que presumir ni en el campo de batalla, ni en materia económica -su país ha entrado en recesión- ni en el ámbito energético, ya que aún busca alternativas a los importadores europeos.

Desde el inicio de la guerra en febrero pasado Putin no se ha reunido con dirigentes occidentales. Sólo lo ha hecho con su aliado chino, Xi Jinping; los líderes de países cercanos como Turquía e India, dirigentes africanos y los mandatarios de satélites postsoviéticos.

Aunque su relación con EEUU se encuentra en su momento más bajo debido a Taiwán, Xi sí se reunirá en Bali con el presidente de EEUU, Joe Biden, quien no mostró ningún interés en entrevistarse con su colega ruso.

Es algo mutuo. Rusia confirmó esta semana que no mantiene ningún contacto con EEUU sobre Ucrania, aunque ambas potencias sí preparan consultas sobre sus arsenales nucleares.

AGENDA RUSA, CEREALES E HIDROCARBUROS

El que dará la cara será su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, que también participará en Camboya en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).

Lavrov presentará ante el G20 varias iniciativas en las que Rusia aparecerá como una «fiable» fuente de gas y petróleo. Eso sí, según Exteriores, rechazará «cualquier intento de presión sobre los precios» de los hidrocarburos, en alusión a los intentos occidentales de poner un tope a las tarifas energéticas.

En cuanto a los cereales, defenderá el envío del grano ruso y ucraniano a los países subdesarrollados -Moscú mantiene que Europa está monopolizando los suministros- y la apertura de nuevas rutas logísticas para evitar el colapso del comercio en tiempos de crisis.

La cumbre tiene lugar pocos días antes de que expire el acuerdo -19 de noviembre-, que el Kremlin considera que no se cumple «en absoluto» en lo que incumbe a la exportación de cereal y fertilizantes rusos.

El ministro de Defensa de Turquía, Hulusi Akar, adelantó esta semana que su país propondrá la ampliación por un año del conocido como acuerdo de Estambul, aunque todo parece indicar que Rusia podría abandonarlo en cualquier momento.

LAS CONDICIONES DE ZELENSKI

Mientras, en vísperas de la cumbre, Ucrania intentó ganarse nuevos adeptos a su causa al no cerrar del todo la puerta a unas posibles negociaciones con Rusia.

Al respecto, después de que la prensa estadounidense informara en los últimos días de que la Casa Blanca presionó a Zelenski, éste ignoró el decreto presidencial que prohibía tales negociaciones de paz y dejó de mencionar la renuncia de Putin como condición indispensable.

Esto no quita para que las condiciones de Zelenski incluyan una lista de mínimos, a día de hoy, difíciles de cumplir para Rusia: el restablecimiento de la integridad territorial, la concesión de reparaciones militares, el procesamiento de los criminales de guerra, garantías de que no se repetirá la agresión militar y el respeto de los estatutos de la ONU.

En respuesta, Rusia asegura que está dispuesta a dialogar con Ucrania sin condiciones previas, siempre que ésta muestre «buena voluntad» y tenga en cuenta «la realidad» sobre el terreno, sin precisar si se refiere a que Kiev acepte como un hecho consumado la anexión de Crimea, el Donbás y las regiones de Jersón y Zaporiyia.

Sea como sea, Ucrania mantiene que no está dispuesta a suspender su contraofensiva o declarar un alto el fuego que conviene más a un Ejército ruso en franca retirada.

 

EFE

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