El pasado 5 de diciembre, tras el referendo sobre el Esequibo, el mandatario Nicolás Maduro anunció que Tumeremo, capital del municipio Sifontes del estado Bolívar, pasaría a ser la «la capital temporal» de la dependencia 24 de Venezuela: Guayana Esequiba.
Antes de la designación post la consulta del 3 de diciembre, esta localidad del sur del país, fundada el 26 de enero de 1788, de 12.537 km² de superficie y que está a 90 kilómetros de la Guayana Esequiba –lo que sería, aproximadamente, una hora de viaje en automóvil por una autopista, sin huecos–, era conocida por encabezar las páginas rojas de la prensa y el listado de investigaciones de las organizaciones de derechos humanos: desde 2016 se han registrado varias masacres y asesinatos de personas vinculadas a la minería ilegal.
Desde la creación del Arco Minero del Orinoco (AMO), en La puerta a la sabana –eslogan de la ciudad– han visto el auge de la minería, que trajo consigo la presencia de más grupos irregulares y los enfrentamientos entre ellos o con cuerpos de seguridad del Estado por el control de las minas. Como resultado: masacres, trata de personas, cobro de vacunas a comercios, entre otras violaciones de derechos humanos.
La minería también generó que la economía en Tumeremo se basa en el uso del oro como moneda principal. Su precio varía, pero una grama puede equivaler entre 45 y 60 dólares, según el valor del día.
En segundo lugar, está el dólar como moneda, y los bolívares básicamente son para dar vuelto en las compras con dólares u otros. Poco se manejan las transacciones electrónicas por transferencia, puntos de venta o pago móvil.
Pero ese auge minero no se tradujo en mejoras para el municipio, en materia de servicios públicos Tumeremo padece, como en el resto del país, por falta de agua, cortes de electricidad constantes y falta de gas doméstico. Su único hospital (Dr. José Gregorio Hernández) no cuenta con insumos.
Altas expectativas en Tumeremo
La declaración de Tumeremo –que significa «Culebra pintada» en dialecto indígena– como capital provisional «del estado Guayana Esequiba» generó mucho movimiento en la localidad, también altas expectativas en parte de la población que residen en esta ciudad de 35.655 habitantes –según el censo 2018.
Desde el pasado 9 de diciembre se instaló una sede del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) –funciona provisionalmente en un tráiler mientras acondicionan la oficina del organismo–, para la cedulación de esequibanos que quieran nacionalizarse como venezolanos –en tres días se expidieron más 450 cédulas, pero las autoridades no especificaron el lugar de nacimiento de los beneficiados–. Tras los acuerdos fimardos entre Venezuela y Guyana el 14 de diciembre no queda claro si sigue en pie la nacionalización de los nacidos en la actual «Guayana Esequiba».
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