La innovación en el aula comienza con una sencilla, pero poderosa pregunta: ¿qué puedo hacer diferente para que mis estudiantes aprendan mejor? Hablar de innovación educativa va más allá de una moda y del uso de la tecnología, es hacer de lo cotidiano algo extraordinario. Se trata entonces de una actitud.
En ocasiones, ese impulso que te lleva a innovar parte del agotamiento de hacer siempre lo mismo. Ese momento en el que los docentes hemos sentido que una clase pareciera no conectar, o cuando percibimos que nuestros estudiantes están cumpliendo tareas en lugar de aprender con entusiasmo. Es allí donde aparece la chispa: ese deseo de transformarlo todo.
Innovar desde el aula es atreverse a cuestionar nuestra práctica como docentes y a partir de esa reflexión, realizar ajustes y experimentar nuevas metodologías. Salir de la rutina con pequeñas, pero significativas acciones que despierten la curiosidad, promuevan el pensamiento crítico y devuelvan el interés y la emoción por aprender.
La innovación va conectada con la intención pedagógica, partiendo de la importancia del propósito, que cada estrategia a aplicar en el aula tenga sentido y relevancia, conectando con la realidad de los estudiantes.
Hay muchas formas de comenzar a innovar en el aula:
- Gamificación: atreverse a convertir la clase en un escape room con acertijos, retos y niveles de logro.
- Comunicación creativa: promover el uso de podcast o video exposiciones para que los estudiantes compartan lo aprendido.
- Rutinas del pensamiento visibles: utilizar planteamientos como: Antes pensaba… Ahora pienso… para hacer visibles las ideas y construir la comprensión, activando el proceso de metacognición.
- Aprendizaje colaborativo: proponer actividades en las que cada estudiante deba hacer un aporte para la construcción colectiva.
- Juego de roles: presentar situaciones sobre los temas de estudio y a partir de roles, los estudiantes puedan debatir entre diferentes posturas.
- Tecnología con propósito: aprovechar la disponibilidad de herramientas digitales y la inteligencia artificial para crear, reflexionar y resolver problemas.
Cuando un docente se atreve a probar algo diferente, se convierte en ejemplo de aprendizaje para sus alumnos. Les enseña que equivocarse es parte del proceso. Cada intento por pequeño que parezca, abre paso hacia una enseñanza más significativa.
Innovar desde el aula es atreverse a creer que la educación puede ser mejor cada día, con acciones firmes que contribuyan a transformar el futuro en oportunidades.
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