“En aquel tiempo, envió Jesús a los Doce, con estas instrucciones: “a lo largo del camino proclamen: ¡El Reino de los Cielos está ahora cerca! Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos y echen los demonios. Ustedes lo recibieron sin pagar, denlo sin cobrar. No lleven oro, plata o monedas en el cinturón. Nada de provisiones para el viaje, o vestidos de repuesto; no lleven bastón ni sandalias, porque el que trabaja se merece el alimento. En todo pueblo o aldea en que entren, busquen alguna persona que valga, y quédense en su casa hasta que se vayan. Al entrar en la casa, deséenle la paz. Si esta familia la merece, recibirá vuestra paz; y si no la merece, la bendición volverá a ustedes. Y si en algún lugar no los reciben ni escuchan sus palabras, salgan de esa familia o de esa ciudad, sacudiendo el polvo de los pies. Yo les aseguro que esa ciudad, en el día del juicio, será tratada con mayor rigor que Sodoma y Gomorra”.
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a Santa Teresa de los Andes, su nombre de pila era Juana Fernández de Solar y vino al mundo en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900. Desde su adolescencia se sintió atraída irresistiblemente por Cristo. El 7 de mayo de 1919 ingresó en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de «los Andes» con el nombre de Teresa de Jesús. Fue beatificada por Juan Pablo II en Santiago de Chile el 3 de abril de 1987 y canonizada en Roma, el 21 de marzo de 1993. Propuesta como modelo a los jóvenes, es la primera flor de santidad de la nación chilena y del Carmelo Teresiano de América Latina.
En la liturgia del día meditamos los textos: Gen 44,18-21.23b-29; Sal 104; y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según San Mateo capítulo 10, del verso 7 al verso 15. En el que en el que se narra las instrucciones precisas que JESÚS, da a sus Doce Apóstoles, recién instituido. El evangelista Mateo continuando con el discurso de ayer nos describe fehacientemente la forma, el estilo y el criterio fundamental del actuar misionero.
De acuerdo al relato del Evangelio, la vida y la Misión de la Iglesia se fundamenta en la vida y enseñanza que JESÚS, Trasmitió a los Apóstoles. De allí la importancia de recordar el envío misionero que JESÚS, hizo a los Apóstoles, junto con las instrucciones, donde les manifiesta las prioridades que deben tener. La primera tarea de los Misioneros, es el Anuncio del Reino de DIOS, que se ha Encarnado en el mundo, tarea que es enriquecida con el mandato de atender a las poblaciones más necesitadas de la Misericordia de DIOS: los pobres de espíritu, los marginados, los enfermos, los presos, etc.
La segunda tarea, es tener claro que la Gracia que se ha recibido gratis, hay que transmitirla gratuitamente. Por eso es que no solamente es que no se debe cobrar, sino que todo misionero debe de abandonarse en las Manos del PADRE, Quien provee su sustento. La tercera tarea, es saber que en un mundo cargado de violencia, el misionero tiene que ser portador de la Paz de DIOS y es lo que esencialmente debe de transmitir y todos aquellos que no quieran recibirla, se quedarán sin un Puesto en el Banquete de la Vida y serán tratados con el gran rigor de los condenados.
Al confrontarnos con el texto vemos que, ser cristiano es ser misionero, porque cada uno de los que nos llamamos seguidores de JESÚS, hemos de saber que, para poder configurarnos con Él, tenemos que observar sus enseñanzas y mandamientos, cuya prioridad está dirigida a todos los seres humanos que poblamos la tierra, con el Ser y el Hacer de Él mismo: la del Servicio Misericordioso, para que todos podamos entender que DIOS camina con nosotros y que quiere que todos disfrutemos equitativamente las bondades de toda Su Creación.
Por eso es que la Iglesia, comunidad viva, animada por el Espíritu Santo, necesita cada vez más de cristianos comprometidos que estemos dispuesto a asumir un estilo de vida tal como la asumió nuestro Maestro JESÚS, y la que posteriormente asumieron los Apóstoles, predicando el Evangelio con nuestro testimonio y llevando la Misericordia y la PAZ de JESÚS a todos nuestros semejantes.
De allí que hoy sea el día, para preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a asumir la Radicalidad del Evangelio, o queremos ser cristianos de caricatura, de apariencia donde nuestros egoísmos y nuestras indiferencias se impongan sobre el llamado que DIOS nos está haciendo constantemente?
Señor JESÚS, infunde en el corazón y la mente de cada uno de los que nos llamamos tus seguidores Tu Espíritu de Misericordia, para que nuestras palabras y especialmente nuestro Testimonio, transformen al mundo de acuerdo a Tus Enseñanzas.
Amén
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