El belga Wout van Aert (Visma Lease a Bike) ya tiene un doblete en su estreno en la Vuelta a España al imponerse al esprint en la séptima etapa disputada entre Archidona y Córdoba, de 180.2 kilómetros, en la que mantuvo el jersey rojo de líder el australiano Ben O’Connor.
Van Aert no falló en el pronóstico que le daban como favorito en Córdoba, máxime cuando el australiano Kaden Groves, su máximo rival, quedó eliminado por una caída lejos de meta. Así que el belga, después de un enorme trabajo de Sepp Kuus, clave para anular una escapada de Soler, levantó los brazos para celebrar el doblete que inició en Castelo Branco.
El triple campeón del Mundo de ciclocrós se mostró intratable en la llegada en el cordobés paseo del Corregidor, donde batió al checo Mathias Vacek (Lidl) y al español Pau Miquel, un jabato entre los grandes, todos con un tiempo de 4h.15,39, a una media de 42,3 km/hora.
Entró delante Ben O’Connor, «un hombre tranquilo y feliz» del sur de Australia. Defenderá la roja para demostrar que no es líder por casualidad. De momento, el hombre sonríe con una ventaja de 4.51 sobre Roglic y de 4.59 respecto a Joao Almeida, los ocupantes del podio provisional. Enric Mas ganó un puesto, ahora cuarto a 5.23, Cristian Rodríguez es sexto a 5.26 y Mikel Landa duodécimo a 5.49.
Isasa, un jornalero de la gloria en fuga
Archidona, localidad de la provincia de Málaga, lanzó la etapa una vez tratado a fondo el debate sobre si O’Connor podrá llegar con la roja a Madrid. Otro día de calor intenso con destino a Córdoba, con el guion marcado por la única dificultad del día en el Alto del 14 por ciento, a 25 de meta.
En tierra de tradición jornalera, se declaró «un hombre feliz» O’Connor, el estímulo, revulsivo y aliciente de la Vuelta hasta nuevo aviso, hasta que los favoritos intenten su derrocamiento.
El «aussi» ciclista defenderá su puesto con uñas y dientes, como el pan de sus hijos aquellos jornaleros a los que cantó Blas Infante, el ideólogo del andalucismo, quien estudió en Archidona, donde una estatua perpetua su memoria.
«Yo tengo clavada en la conciencia desde la infancia la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo», dejó escrito Infante. En este caluroso día el papel del llamado jornalero de la gloria lo desempeñó un chico del norte, Guipuzcoano, de Urretxu, llamado Xabier Isasa, del Euskaltel Euskadi.
Isasa paseó el maillot de su equipo y su ilusión por las carreteras del sur, rumbo a Córdoba. Mordía el termómetro, pero el vasco tiró para adelante sabiendo que la cosecha no pasaría de «chupar cámara» unas horas. Tuvo 8.30 minutos de ventaja en el km 45, y fue alcanzado por la marabunta, que se zampó al héroe del día a 38 de meta, después de 142 km de fuga en solitario.
Soler lo intenta, Kuss trabaja y Van Aert remata
El pelotón salió de la ciudad de la Mezquita con otro talante. El Red Bull Bora de Roglic marcó el ritmo subiendo el Alto del 14 por ciento 2a, 7,5 km al 5,6), cuyo porcentaje no corresponde a su nombre, y, sin embargo, tiene un tramo del 20. Todo el mundo en fila, y al final algunos esprinters eliminados, como el francés Cocquard.
Roglic asomó cabeza a cabeza cerca de la cumbre, alertó a Carapaz, Kuss y Enric Mas y volvió la tranquilidad en el descenso.
En la línea del puerto se estampó contra el ardiente asfalto el australiano Kaden Groves. Todo por mirar atrás. El favorito para el probable esprint eliminado.
A 21 de meta, y bajando, atacó Marc Soler. Un típico intento del ciclista catalán, ganador de sendas etapas en 2020 y 2022. Este año tocaba repetir, pero se formó por detrás un grupo de 30 hombres con todos los favoritos.
Apareció Van Aert, quien al ver que Soler iba 20 segundos por delante tomó la decisión de salir a por él en solitario.
No se fue Van Aert, fue neutralizado, pero el Visma tenía una bala más, la de Sepp Kuus, quien se dejó la piel en la persecución de Soler, hasta que logró atrapar al corredor del UAE a 3,4 de meta. Todo bajo control, pero hubo efímera rebeldía por parte del francés Gaudu y de Sivakov.
Pero Kuss le tenía preparada la pista para Van Aert.
Y Van Aert sókkklo tuvo que lanzar el esprint de lejos y firmar la segunda. El de Herentals consolidó el maillot verde, su gran objetivo aparte de coleccionar triunfos de etapa.
Ya tiene 48, de ellas 9 en el Tour. Un corredor completo, de éxito, su palmarés refleja la Milán San Remo, la Amstel, Strade Bianche o Gante Wevelgem.
«No solo es ganar, sino cómo lo hacemos. El apoyo a los compañeros es fundamental. Kuss ha hecho un trabajo excepcional», reconoció Van Aert. Supo ser agradecido.
Este sábado la octava etapa llevará al pelotón de Úbeda a Cazorla a través de 158,7 km de recorrido. Tercer final en alto de la Vuelta tras un ascenso a la localidad jiennense (3a, 4,8 km al 7,1). Pasado el ecuador de la jornada, estará el Mirador de las Palomas (2a, 7,3 km al 5,7).
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