Caracas.- En medio de un panorama nada alentador en relación a una vacunación masiva en Venezuela y con reportes oficiales sobre casos que generan duda y escepticismo en la población está Videlba Reyes quien, al igual que muchos otros venezolanos, ha pasado los últimos días haciendo largas colas para recargar los cilindros de oxígeno que necesita su cuñado para tratar el letal virus.
Tras varios intentos fallidos para internarlo en alguno de los desbordados hospitales de Caracas, la familia optó por dejarlo en casa y esperar lo mejor.
Así lo narró este sábado, la agencia de noticias AFP.
«Estoy esperando a ver si me pueden vender (la recarga de) una bombona y rogando a Dios que cuando llegue a la casa aún esté respirando», dice al reportero esta contadora de 44 años, con la voz quebrada y el rostro cansado.
«Tenemos dos, tres semanas en esto, es una tortura», explica. «Él amerita seis bombonas diarias», pero «está el inconveniente de que no siempre hay oxígeno» y además es muy costoso para la mayoría de la población de este país que atraviesa una profunda crisis económica.
Recargar un cilindro grande en Venezuela, país que atraviesa una segunda ola de Covid-19 vinculada a dos variantes brasileñas, «más virulentas y letales», cuesta 30 dólares, equivalente a 37 salarios mínimos.
El presidente Nicolás Maduro insiste en que al primer síntoma, los pacientes deben acudir a un hospital público para ser tratados, pero la realidad es que encontrar un cupo en un hospital es cada vez más difícil, asegura Reyes basada en su propia experiencia.
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