Buenos Aires.-El sector de la producción de carne vacuna de Argentina, que emplea a 400.000 personas y genera exportaciones anuales por 3.000 millones de dólares, teme que la decisión del Gobierno de suspender los envíos al exterior para frenar los precios en el mercado doméstico genere un daño de gran magnitud en la actividad, como ya sucedió hace quince años.
La medida, que rige desde el pasado jueves y por el plazo de un mes, ha sido rechazada ampliamente por exportadores, frigoríficos, sindicatos del sector, gobiernos de algunas provincias productoras y los propios ganaderos que, como protesta, decidieron no enviar ganado vivo al mercado de Liniers, en Buenos Aires, el principal de Argentina, hasta el viernes próximo.
El país suramericano es uno de los mayores consumidores mundiales de carne vacuna por habitante (45 kilos anuales) y desde el Gobierno alegan que la medida busca frenar el precio de este alimento fundamental en la mesa de los argentinos, que en abril registró un alza interanual del 66,1 %, muy por encima de la variación general de precios, del 46,3 %.
Pero el sector asegura que cerrar las exportaciones no sólo no logrará contener la inflación sino que, además, traerá múltiples perjuicios económicos al país, que arrastra tres años de severa recesión.
UN «DESASTRE» QUE YA OCURRIÓ
Los «errores del pasado» que el sector pide no olvidar se refieren al impacto del proceso de intervención que sufrió la cadena de la carne bovina entre 2005 y 2010, incluyendo un cierre de exportaciones en 2006.
«Fue un desastre. Perdimos 10 millones de cabezas de ganado. Pasamos de tener el 10 % del mercado mundial a menos del 2 %. Y a los tres años, la carne terminó valiendo tres veces más en términos reales», dijo a Efe el consultor ganadero Víctor Tonelli.
Para el experto, «lo peor» es que el Gobierno no desconoce este impacto ya que entre 2003 y 2008 el jefe de Gabinete era el actual presidente, Alberto Fernández.
Según un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana, de la Fundación Mediterránea, aquel proceso de intervención implicó para Argentina pérdidas anuales por exportaciones de 1.500 millones de dólares, caída de producción y una descapitalización por reducción del «stock» ganadero de unos 4.900 millones de dólares.
De acuerdo a datos del sector, además, se perdieron entonces 19.000 puestos de trabajo.
Para el consultor ganadero Fernando Canosa, el nuevo cierre de exportaciones es «un disparate», ya que nada hace pensar que la medida tenga efectos diferentes a lo que ocurridos hace quince años.
«Con la presión de los productores, los frigoríficos, los gremios y los gobernadores, y con la huelga de comercialización que se está realizando, esperamos que haya una marcha atrás con la medida. Pero si esto se mantiene en el tiempo, podrían ocurrir los mismos efectos que en el pasado», dijo a Efe el experto.
IMPACTO EN MERCADOS
Argentina es el quinto productor y el cuarto exportador mundial de carne vacuna.
Envía al exterior un 30 % de su producción, con exportaciones que en 2020 totalizaron 2.719,4 millones de dólares, motorizadas por la demanda de China, que acapara tres de cada cuatro toneladas de las colocaciones argentinas.
Según Tonelli, tras el anuncio del cierre de exportaciones, el precio de la carne saltó 10 % en el mercado internacional, «y lo peor es que dejan de ingresar 250 millones de dólares por mes por exportaciones» a Argentina.
Aunque el cierre de exportaciones excluye a un 20 % de los envíos que corresponden a operaciones vinculadas a cuotas de exportación (como la cuota Hilton con destino a la Unión Europea) y los acuerdos bajo preferencias arancelarias, muchas empresas se verán forzadas a incumplir sus contratos de envíos.
«Las empresas que no cumplan con lo pactado, claramente van a tener penalidades. Y lo peor es que Argentina pierde seriedad y credibilidad como proveedor», advirtió Canosa.
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!