Los emblemáticos zapatitos rojos de «El Mago de Oz», usados por Judy Garland, llaman la atención, no solo por su papel en la cultura cinematográfica o por sus poderes mágicos en la película, que permitían a Dorothy regresar a Arkansas, sino por una historia rocambolesca.
Este valioso par se subastará con una cifra inicial de 800.000 dólares, aunque su valor actual supera los 3,5 millones de dólares.
Los fans del cine y coleccionistas tendrán hasta el 7 de diciembre para competir por este icónico pedazo de la historia de Hollywood.
Robados por la mafia: creían que tenían rubíes reales
Estos zapatos, confeccionados por la Innes Shoe Co. en 1939 y considerados una de las piezas más legendarias de la historia del cine, fueron robados en 2005 del Museo Judy Garland por el exmafioso Terry Jon Martin, quien esperaba dar “un último golpe” al pensar que los zapatos contenían rubíes reales.
Después de trece años de incertidumbre, el FBI recuperó los zapatos en 2018 y los valoró en 3,5 millones de dólares, devolviendo así su prestigio histórico y resolviendo el misterio.
Una pieza de colección
El coleccionista Michael Shaw compró los famosos zapatos en 1970 antes de que fueran robados. Ahora, lidera la subasta junto a Heritage Auctions.
Confeccionados en seda roja faille y cubiertos de lentejuelas de georgette, los zapatos también tienen la suela pintada de rojo y están decorados con lazos de bugle beads y piedras preciosas en el centro, detalles que evocan la fantasía que rodea a la película de 1939.
El regreso de un tesoro
Ahora, estos zapatos regresan al mercado en lo que podría ser uno de los eventos de memorabilia más significativos de los últimos tiempos.
Desde que aparecieron en la gran pantalla en 1939, las zapatillas han evolucionado de ser un simple accesorio de vestuario a convertirse en un símbolo del cine.
Un detalle icónico
Curiosamente, en la novela original de «El Mago de Oz», los zapatos eran de plata, pero los productores decidieron transformarlos en rubíes para aprovechar el espectacular efecto visual del Technicolor, que hacía brillar la tela roja de las zapatillas sobre el famoso camino amarillo.
Este cambio logró una imagen visual icónica que se ha quedado grabada en la memoria de generaciones.
Más que un accesorio cinematográfico
El poder de estas zapatillas trasciende el simple accesorio cinematográfico; han pasado a ser un objeto casi sagrado, custodiado en lugares como el Museo Nacional de Historia Americana del Smithsonian.
De los cuatro pares que se conservan, uno pertenece al museo y otros han pasado por manos de famosos coleccionistas como Leonardo DiCaprio.
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