París.-En el año 2007, cuando entre los hombres Rafael Nadal levantaba su segundo título en Roland Garros, la belga Justine Henin se convertía en la última mujer que defendía con éxito su trofeo en París. Desde entonces, nadie ha logrado encadenar dos triunfos en el Grand Slam de tierra batida.

Para la edición de 2021 las dos principales candidatas son las dos últimas ganadoras: la polaca Iga Swiatek, que demostró una fortaleza enorme el año pasado, y la australiana Ashleigh Barty, que en 2020 renunció a defender su título por la pandemia, pero que ahora regresa con el cartel de número 1 del mundo.

Hay otras favoritas y en el volátil circuito femenino los pronósticos son inciertos, como demuestra el hecho de que las últimas cinco ganadoras no han vuelto a imponerse en París.

No hay dominadora clara entre las mujeres y por eso la nómina de candidatas se infla, desde la japonesa Naomi Osaka, dos del ránking, que aspira, al fin, a dar el salto sobre tierra batida, a la bielorrusa Aryna Sabalenka, tercera cabeza de serie, que viene firmando extraordinarias actuaciones sobre arcilla.

Sin olvidar a las estadounidenses Sofia Kenin, finalista de la pasada edición, y Serena Williams, que camino a los 40 sigue persiguiendo su sueño de firmar un vigésimo cuarto grande que le colocara en la cima de la historia junto a la australiana Margaret Court.

Pero a priori, ninguna de esas candidaturas parecen más sólidas que las de las dos últimas vencedoras.

Barty, de 25 años, es la favorita por derecho propio, porque es la tenista que llega con más triunfos y más títulos y, además, porque no tendrá la presión que supone la sombra de Henin, es decir, la de ganar defendiendo el título.

Su reciente retirada en Roma arroja una sombra de duda sobre su rendimiento en París, pero la propia australiana se ha encargado de disipar las dudas y asegura que ese descanso extra le vendrá bien para afrontar la próxima quincena.

SWIATEK, TRAS LA SENDA DE NADAL

En su camino a una nueva final debería encontrarse, si se respetan los pronósticos, con una Swiatek que a sus 19 años sueña con emular a su ídolo, Rafa Nadal, convirtiendo la central de Roland Garros en su jardín privado.

La polaca, un torbellino el año pasado que se llevó por delante todo lo que se le puso enfrente y ganó sin dejarse un set, apunta la misma firmeza, con una extraordinaria gira de tierra culminada con triunfo en Roma, 6-0, 6-0 en la final contra la checa Karolina Pliskova.

Swiatek no oculta que en el fondo de su mente Roland Garros es más que un sueño. Faltará por ver cómo gestiona su condición de favorita, porque si bien es cierto que en el terreno mental es donde ha conseguido los máximos progresos, también es en ese ámbito donde conservas las principales lagunas.

Lagunas que Osaka tiene en la tierra batida y que tendrá que superar para encadenar un tercer Grand Slam consecutivo, tras haber sumado los últimos Abiertos de Estados Unidos (2020) y Australia (2021).

La japonesa, de 23 años y con cuatro grandes ya en su palmarés, nunca ha llegado a la segunda semana en París, símbolo de que la superficie no le atrae y de que su mentalidad no se adapta a esa eventualidad.

Todo lo contrario que Sabalenka, de 23 años, ganadora en Madrid tras derrotar a Barty en la final, un gran impulso para afrontar Roland Garros, el grande que parece más adaptado a sus condiciones para dar el salto, puesto que la bielorrusa, por ahora, nunca ha superado los octavos de un torneo mayor.

La temporada de Kenin no augura que la finalista del año pasado vaya a tener una quincena feliz en París, lo mismo que Serena, eliminada de entrada en Roma y con poco rodaje en tierra para conquistar su cuarto título en París.

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