Tres productos químicos utilizados en la producción industrial de vehículos, enseres y artículos de uso cotidiano, así como en la agricultura, deberán ser eliminados por su probado impacto tóxico en los peces y tras constatarse que pueden viajar enormes distancias a escala planetaria, y que ya se encuentran en el organismo humano.
La decisión fue tomada en una conferencia internacional realizada en Ginebra y a la que acudieron delegados de 180 gobiernos para evaluar la aplicación de las convenciones de Estocolmo, Roterdam y Basilea, los mayores acuerdos globales para la gestión de químicos y desechos contaminantes.
Uno de los químicos que tendrá que dejarse es el metoxicloro, desarrollado como sustituto del plaguicida DDT contra distintos tipos de insectos, incluyendo moscas, mosquitos, larvas, cucarachas y cierto tipo de ácaros presentes en tierras de cultivo, frutas, verduras o plantas ornamentales, así como en animales de granja y mascotas.
«Es conocido por ser muy tóxico para los invertebrados y peces, y como disruptor endocrino. Ha sido detectado en el medio ambiente, en la fauna y en la flora del Ártico y del Antártico, muy lejos de donde se produce y utiliza», explicó a la prensa el responsable de la Secretaría de la ONU que gestiona los tratados, Rolph Payet.
El metoxicloro también ha sido hallado «en fluidos humanos, tejido adiposo, en la sangre del cordón umbilical y en la leche materna», reveló.
En la conferencia también se acordó poner alto al uso de los químicos dechlorane plus (retardador de llamas) y UV-328 (absorbente de rayos ultravioleta).
Ambos químicos son ampliamente utilizados en la industria automotriz, de maquinarias y de herramientas médicas.
En cumplimiento de la Convención de Estocolmo, estos productos tendrán que ser reemplazados por la industria, como se hizo en el pasado con los químicos denominados PFAS, utilizados en las sartenes y cacerolas antiadherentes, pero que también se comprobó que eran tóxicos.
Refiriéndose al dechlorane y al UV-328, Payet sostuvo que «ahora, con esta decisión, la industria deberá empezar a reducir el uso de estos químicos en muebles y accesorios, en cortinas y otros productos presentes en las casas».
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