
En un amplio recorrido por Asia y Oceanía, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó varios acuerdos para diversificar su acceso a las tierras raras, minerales estratégicos dominados casi en su totalidad por China, que controla más del 70% de la producción mundial y casi el 90% de su procesamiento.
En Tokio, Trump firmó un acuerdo con la primera ministra japonesa Sanae Takaichi para impulsar inversiones en el sector, incluyendo producción de magnetos, baterías y materiales ópticos, destinado a crear una cadena de suministro más segura y resistente.
Además, en Kuala Lumpur, Trump cerró pactos con Malasia y Tailandia para fortalecer las cadenas de suministro, disuadir exportaciones restrictivas y facilitar licencias para empresas estadounidenses en el sector. En Australia, firmó un acuerdo valorado en 8.500 millones de dólares para asegurar el acceso a los minerales australianos, que poseen los mayores yacimientos fuera de China.
Estos acuerdos buscan frenar la dependencia de China en un contexto de controles exportadores y amenazas de aranceles del 100%. La firma de alianzas en tierras raras refleja la intensificación de la rivalidad geopolítica entre EE.UU. y Pekín, en un momento en que también se discute sobre la próxima cumbre de Xi Jinping y el impacto en la región.
Se espera que la cooperación en este sector sea uno de los temas principales en la reunión bilateral de este jueves entre Trump y Xi Jinping en Pekín, en el marco de una tensión creciente por el control de recursos estratégicos.
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