El sector de la educación sufrió estos dos últimos años la peor crisis de la historia, con prolongados cierres de escuelas, pese a que se han registrado algunos avances en el segundo año de la pandemia del COVID-19. Venezuela no ha sido la excepción.

Para la Unesco, la perturbación mundial en la enseñanza causada por la pandemia del COVID-19 es la peor crisis educativa que se ha registrado.

Los países con más cierres de escuelas

En los últimos dos años, los países que han tenido las escuelas cerradas más tiempo, es decir más de 60 semanas, son Venezuela, Bangladesh, Kuwait, Filipinas y Uganda.

Si se toma en cuenta los cierres parciales, Uganda alcanzó más de 60 semanas de cierre total y 23 semanas de cierre parcial, mientras Bolivia llegó a 43 y 39 semanas, respectivamente, Nepal totalizó 35 y 47 semanas e India 25 y 57 semanas.

Los países con menos cierres

Cuatro países no han recurrido al cierre de escuelas en dos años: Bielorrusia, Burundi, Naurú y Tayikistán.

Otra docena no ha recurrido al cierre total, incluyendo a Rusia, Estados Unidos y Australia. Oceanía es la región que menos cerró sus centros educativos.

Francia, con un cierre total de siete semanas y parcial de cinco semanas, está entre 10% de países que menos cerraron sus escuelas.

Los países se adaptan

«Se nota un cambio notable entre diciembre de 2021 y enero de 2022: no hay más cierres masivos de escuelas, los Estados lograron estabilizar un nuevo modelo de gestión de crisis con la capacidad de mantener abiertas las escuelas gracias a la adopción de protocolos sanitarios reforzados y seguros», dijo la Unesco a la AFP.

Países como Francia, Brasil o México aplicaron nuevas medidas como el distanciamiento, los cierres caso por caso, además del tradicional lavado de manos o el porte de mascarillas, agregó la Unesco.

Otros como Francia, Canadá o Italia han recurrido a las pruebas de detección.

Actualmente las escuelas están abiertas en 135 países. Además, 25 países decidieron a inicios del año aplazar la reapertura de escuelas tras las vacaciones navideñas. Doce optaron por cerrar completamente, en comparación a los 40 que lo hicieron en la misma fecha del año pasado, según la institución.

«El mensaje que consiste en decir que resulta esencial dejar abiertas las escuelas, desde un punto de vista social y para el bienestar de los niños, ha funcionado a nivel de los diferentes Estados», se congratuló.

Las consecuencias del cierre de escuelas

El cierre, más o menos extenso de los centros escolares o de enseñanza superior, tiene consecuencias dramáticas, especialmente en países de ingresos bajos y medios.

Ciertas regiones de Brasil, Pakistán, India, Sudáfrica y México, entre otros, registran pérdidas sustanciales de aprendizaje en matemáticas y lectura.

Según la Unesco, para 2030 «ninguna región del mundo prevé alcanzar la universalidad de la enseñanza secundaria», «los educadores consideran que sólo un tercio de los alumnos tendrán competencias básicas en matemáticas» y «33% de los alumnos no tendrán capacidad de leer una frase al final de la primaria».

A largo plazo, la generación de jóvenes actualmente en la escuela corre el riesgo de perder casi 17 billones de dólares en ingresos debido a las carencias provocadas por los cierres de centros educativos a causa de la pandemia, alertaron el Banco Mundial y agencias de la ONU.

«La pérdida de aprendizaje para numerosos niños es moralmente inaceptable, y el aumento potencial del empobrecimiento de aprendizajes podría tener un impacto devastador sobre la productividad, los ingresos y el bienestar futuros de esta generación de niños y jóvenes», alertó Jaime Saavedra, director de educación en el Banco Mundial, citado en un informe publicado en diciembre.

La prioridad es «llevar a todos los jóvenes de vuelta a la escuela, y sobre todo a las niñas en ciertos países», señaló Unesco.

Agencia

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