El suizo lució su mejor tenis en la final de Roland Garros en 2015, ataviado con un carismático pantalón a cuadros, y en la del US Open en 2016, siendo uno de los tres hombres en la historia capaz de arrebatarle dos Grandes, junto a Rafael Nadal y Andy Murray.
«Es genial poder jugar una última vez en hierba. Va a ser la primera vez que nos enfrentemos en Wimbledon y por supuesto que estoy con ganas y que tengamos una última oportunidad después de haber jugado en el resto de Grand Slams», dijo el suizo después de batir al argentino Tomás Martín Etcheverry.
Pese a tener el cara a cara muy desnivelado contra Djokovic, que le domina por 20-6, lo cierto es que de esas seis victorias cuatro han sido en Grand Slam y a las ocurridas en las finales de 2015 y 2016 hay que añadir la de los cuartos de final de Australia en 2014, torneo que terminó ganando el helvético ante Nadal, y la de 2019, en octavos del US Open.
«Una parte de mi carrera ha sido jugar a un gran nivel cuando sabía que saltaba a la pista contra Novak en un Grand Slam. Tengo un juego potente desde el fondo y estaba físicamente bien para competir con él. Fueron partidos increíbles y seguramente los dos mejores de mi vida, en París y en el US Open».
«Ojalá que pueda hacer un partido competitivo, pero si miras los últimos, no tengo ninguna oportunidad», aseguró Wawrinka, que llevaba ocho años sin ganar dos partidos seguidos en Wimbledon, siendo este el único Grand Slam de su carrera que no ha conquistado.
«No tengo ninguna oportunidad de ganar Wimbledon», añadió Wawrinka, la gran bestia negra de Djokovic y uno de los culpables de que el serbio no tenga más Grand Slams. De hecho, ni Roger Federer consiguió derrotar a Djokovic en dos finales de ‘major’.
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