María Martínez
Upata. La impaciencia lleva a muchos conductores a asumir labores de vigilancia de mediación e incluso de animadores sociales en las estaciones de servicio del municipio Piar, a la espera de una gandola con combustible, en ocasiones sus ilusiones pasan hasta tres días para que se cumplan esas esperanzas.
Mientras esperan el arribo del tan anhelado combustible; representantes del Gobierno nacional, regional y local empeoran la distribución de este fluido, según la gente desde que la alcaldesa Yulibeth García tomó las estaciones de servicio, la venta del combustible se agudiza, al grado que conductores pasan hambre, sed y han sido objeto de robo, en tanto que su único objetivo es llenar el tanque de su vehículo.
Para muchas de estas personas salir de su casa y ausentarse hasta tres días significa ir de “campo o de casería”, además consideran que el desabastecimiento no puede ser adjudicado a la merma de una gandola, o falta de químicos, “apartando a un lado el nefasto contrabando que juega con la crisis y con la venta de este producto en zonas mineras”, acotó José Pereira.
Ante tanta indignación, Reinaldo Victorino, denuncia las precarias condiciones que tienen que vivir para obtener 60 litros de gasolina “Upata, ahora es de La Tata. Ella pone y quita a quien quiere, dueños de los surtidores no tienen voz, ni voto y nosotros pagamos las consecuencias de la mala gestión que hay en nuestro pueblo”.
Robos e insultos
De acuerdo a quejas y denuncias de afectados desde que las estaciones de servicio son controladas por el gobierno local y consejos comunales el problema se agudiza en el municipio.
Dueños de vehículos pasan muchos días para poder surtir el tanque de su vehículo y las colas se hacen inmensas, corriendo el riesgo de ser despojado de sus pertenencias.
“Estamos viviendo un verdadero viacrucis. Desde que llegó este proceso revolucionario, para nosotros ha sido un mal que no tiene remedio, no hay empleo, la comida cada día está más costosa, la salud por el suelo, la educación no sirve y ahora, debemos surtir cuando La Tata diga”.
Luis González, es otro de los declarantes que no está de acuerdo con la nueva modalidad implementada por el gobierno regional y local. “Corremos riesgo que nos roben cauchos y baterías, es duro por lo que tenemos que pasar para poner combustible al carros”, concluyó.
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