Ciudad Guayana.- Comenzó la época donde las calles de Puerto Ordaz y San Félix se llenan con la belleza ejemplar del Araguaney, también conocido como la “flor de oro”. Su nombre es de origen indígena (Caribe) denominada “aravanei”.
Toda la ciudad se convierte en una foto de portada y los ciudadanos disfrutan las vistas mientras pasean o se dirigen a sus respectivos trabajos pero bajo una nueva sensación de frescura que inunda el aire gracias al escenario colorido que regala este icónico e importante árbol.
Historia y características del Araguaney
El 29 de mayo de 1948 es declarado el Araguaney (Tabebuia Chrysanta) como el árbol nacional en Venezuela por el entonces presidente Rómulo Gallegos. Para mayo se cumplirían 71 años como el árbol de la nación.
Este es un árbol que tiene la capacidad de crecer en cualquier tipo de suelo, incluso aquellos que son pobre en sustancias orgánicas y aun así mantenerse fuertes por un largo tiempo.
También el Araguaney presenta una gran utilidad en el ámbito de la carpintería por su fuerte, compacta y pesada madera, la cual difícilmente se quebrará aun si esta húmeda por las lluvias.
El Araguaney mantiene su color verde durante todo el año, pero empieza a florecer durante la temporada seca, normalmente después de una temporada de fuertes lluvias entre febrero y abril, dejando a relucir su intenso e hipnotizante color amarillo que termina pintando las calles y avenidas de la ciudad.
Se distingue del resto de árboles por su floración masiva que dura pocos días después de haber botado sus hojas por la sequía para luego volver a su característico color verde.
Las flores del Araguaney resultan atractivas para las abejas, ya que las polinizan y para los pájaros que están en la búsqueda de su néctar.
Leyendas que siguen al Araguaney
Las leyendas son parte de las culturas de cualquier país, las cuales cuentan historias interesantes e incluso fascinantes para el entretenimiento de la población. De igual forma dan una perspectiva diferente a un lugar, objeto o palabra que antes parecían cotidianas y normales en el día.
El Araguaney no es la excepción y tiene sus propias leyendas. Aunque algunas personas piensan que traen buena suerte en el periodo en que estos muestran sus flores, sus leyendas van más allá, ya que emocionan…
Una de ellas viene del estado Aragua, donde el Araguaney es una hermosa princesa indígena que se enamora de Tiquire, quien es el hijo de un cacique de una tribu rival, llamado Guaracarima.
Ambos protagonistas se conocieron en un rio donde tuvieron el flechazo del amor. El padre de ella se enteró de ese encuentro y la encerró en una choza hasta que una noche Tiquire fue una rescatarla, pero mientras huían resultó herida de muerte.
A pesar de la muerte de su amada, Tiquire siguió cargándola hasta la cima de la montaña y en el lugar se quedó dormido al lado de su cadáver. Cuando despertó, en vez de encontrar su cuerpo lo que había en su lugar era un frondoso Araguaney.
El joven al ver el imponente pero hermoso árbol decidió recostarse en sus raíces, boca abajo y con los brazos cruzados en el pecho. En la siguiente luna menguante sus dioses lo convirtieron en una montaña.
El amor que los ciudadanos tienen por el Araguaney
Durante los pocos días que se puede apreciar a los Araguaney en su floración masiva y abundante, la población aprovecha para tomar foto, colocarlas en sus redes sociales y además hacerles honor dando mención de lo que significan y lo magníficos que son.
Una transeúnte que vendía café por la acera mencionó que le encantaban y que cada vez que tenía la oportunidad de verlos se sentía un poco mejor ese día.
“Disfruto verlos, se ven hermosos y a mis familiares también les fascina. Apenas los ven se bajan o se acercan para tomar fotos”, dijo.
Un joven de 21 años que disfrutaba de la vista junto con tomar fotos expresó que aunque no conoce mucho de la historia o lo que pueden aportar los Araguaney, de todas formas para el con el hecho de dar una vista diferente y hermosa ese día es suficiente.
Ruth Meyerowitz
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