Medellín.- Para el agricultor Julio Londoño, la emergencia que atraviesa Colombia por la pandemia del COVID-19 ha representado «una oportunidad para mirar al campo de otra manera» y para reivindicar la labor de los campesinos que tienen en sus manos la seguridad alimentaria del país.
«Nunca nos habíamos sentidos tan valorados, tan respetados», expresó Londoño, quien en el municipio de La Ceja, en el oriente del departamento de Antioquia, se encarga producir hortalizas, frutales, ornamentales y plantas aromáticas en su empresa Plántulas La María.
Con un panorama «absolutamente nuevo» para todos, al ser primer eslabón en la cadena de producción de alimentos, sus esfuerzos están dirigidos en «responder» a esta situación atípica.
Y lo hará con «buenas plantas» y «material vegetal sano» para garantizar que el campo no paré de producir.
«Hay unas oportunidades grandísimas, pero no solo de negocio sino de servir. Ojalá Dios nos dé la salud para seguir sirviendo», apostilló Londoño, quien precisó que su empresa se dedica a la propagación de semillas.
Con ocho personas trabajando, que siguen un estricto protocolo para minimizar los riesgos de contagio y mantener la inocuidad en sus cultivos, la compañía ha tenido que transformase rápidamente para garantizar el abastecimiento de ciudades como Medellín.
Consciente de que «hemos vendido más en estos días que en cualquier otra época», optó por migrar a Internet para dar respuesta a los clientes y empezar a aplicar el servicio a domicilios.
«Hay gente que nos llama de las fincas y nos dice: necesito plantas, lechuga, brócoli, coliflor. No ha sido fácil, pero podemos responder al reto», contó el agricultor.
Campesinos, los otros héroes
Londoño reconoció que no estaba «preparado para el tema de la virtualidad», pero por las medidas para contener la propagación del coronavirus ha conseguido gestionar su agroempresa y las dificultades con el acompañamiento de la Corporación Interactuar, que diseñó estrategias para esta población.
La coordinadora de la Metodología de Desarrollo Rural de Interactuar, Adriana Zapata, explicó que buscan que los agricultores se sientan «rodeados, validados y destacados» en esta situación «tan disruptiva» que los ha llevado a modificar los sistemas de producción agropecuario.
El acompañamiento lo han orientado en la gestión técnica y administrativa para «resguardar» y «potenciar» una cadena que en este momento es «tan vital como los servicios de salud».
«El campo cobró mucha más importancia porque la seguridad alimentaria del país depende en un 83 % de los pequeños productores», apostilló la experta.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la distribución de la población colombiana está en un 71,1 % en las cabeceras municipales; el 7,1 % en centros poblados y 15,8 % zonas rurales.
Zapata explicó que entre marzo y mayo ocurre en el campo una temporada «fundamental», en la que los campesinos están sembrando y haciendo labores culturales para producir hortalizas, frutales, tubérculos, granos y leche para la despensa.
Desde Interactuar apoyan a más de 10.000 agroempresarios, además de 26 asociaciones, que atienden con servicios de crédito y programas de capacitación como el MBA Rural, entre otros.
Asesoria y autocuidado
Con la idea de «estar cada vez más conectados», las dos primeras semanas de contingencia entraron en funcionamiento plataformas para dar el «salto a lo digital» y dictar talleres virtuales y conversatorios en temas de coyuntura, relacionados con la productividad, la sostenibilidad y la revisión de modelos de agronegocios.
Entre las medidas referidas por Zapata está que «un integrante de la familia que viaje a las cabeceras, que contacte a los canales comerciales y que haga las compras».
En el caso de Julio César Arango, quien cultiva hortalizas en una finca de Marinilla, también en Antioquia, esas asesorías virtuales lo han llenado de «herramientas que nos van a servir para movernos» en esta época, en la que destaca la importancia de estar «bien informados» para que la logística de su empresa Horleto funcione sin contratiempos.
«Por estar en la cadena de alimentos, se ha sentido un impacto», comentó el agricultor, y que después de este primer ciclo de abastecimiento por el aislamiento obligatorio, proyecta que «vuelvan a reactivarse las compras».
«Los precios en Colombia fluctúan mucho en el agro, pero no quisiéramos que se duplicaran o triplicaran, que subieran demasiado para el cliente final, y que alguien en la cadena se esté aprovechando de la situación», concluyó el agroempresario.
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