
En San José de Cacahual, parroquia Once de Abril, en San Félix, el desbordamiento de aguas fecales en las calles se ha convertido en un serio problema de salud pública.
Los habitantes de esta comunidad caminan entre aguas negras que inundan la calle Piar y otras vías del sector, una situación que arrastran por más de veinte años debido al colapso de la red de aguas residuales.
El olor nauseabundo se percibe a kilómetros y no solo afecta a quienes habitan la calle Piar, sino también a vecinos de la calle El Corozo, Girardot y otras adyacentes, ubicadas a un lado de urbanizaciones como Inés Romero, 11 de Abril y Casas de Aluminio.
Además, las vías de acceso están en mal estado y, aunque el transporte público continúa funcionando a duras penas, las conocidas “perreras” transitan por estas calles degradadas.
El olvido es perenne
Carmen Santaella, una de las fundadoras de San José de Cacahual, recuerda que en sus inicios las casas eran de zinc y tablas, y las calles eran de tierra, rodeadas de monte y con presencia de niguas, pequeños parásitos que atacaban especialmente a los niños que caminaban descalzos.
A sus 70 años, la señora Carmen asegura que ahora el temor se traslada a otro enemigo: el hedor constante de las aguas residuales que circulan por zanjas abiertas frente a las casas.
Hace más de seis meses, cuando Tito Oviedo era alcalde de Caroní y Ángel Marcano gobernador del estado, llegaron materiales para arreglar el colapso de la red, como tubos y bocas de visita, que fueron llevados a la calle ancha. Sin embargo, hasta ahora esos recursos permanecen abandonados, cubiertos por maleza, también colocaron un lote en un terreno baldío cerca de la Escuela San José de Cacahual, junto a la calle Venezuela, dejando a los vecinos en desconcierto.
Agotados de tantas promesas
Héctor Olivero, habitante de 57 años, expresa el desencanto que siente luego de más de dos décadas escuchando promesas incumplidas de las autoridades regionales. “Mientras el tiempo pasa, solo crece nuestra desesperanza. Pedimos al nuevo alcalde y a la gobernadora que nos ayuden a resolver esta situación urgente”, dice con frustración.
Otro residente añade que las aguas negras generan múltiples enfermedades en el barrio, que ya cuenta con casos de dengue, problemas respiratorios y sarna, entre otros males. Además, señala que los constantes fallos eléctricos agravan la situación, “la luz se va por horas y al regresar suele causar daños en bombillos y electrodomésticos”.
Julio César Marín, quien atiende una bodega y ha vivido más de 50 años en San José de Cacahual, lamenta haber visto cómo el barrio se deteriora hasta convertirse en ruinas.
“Nada mejora, el tiempo pasa y ninguna autoridad hace algo para reparar el colapso de los servicios básicos. El agua falta, la luz falla y las aguas negras corren sin control, dejando enfermedades detrás”, afirma con tristeza.
La comunidad está cansada y sin paz, el clamor por soluciones no cesa pero las respuestas no llegan. La historia de abandono y olvido se repite, mientras San José de Cacahual sigue sufriendo las consecuencias del colapso de su red de aguas residuales.
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