Brasilia.- El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se afilió este martes al Partido Liberal (PL) para las elecciones de 2022, en las cuales desafiará al favoritismo del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, quien hasta ahora lidera todas las encuestas.

Bolsonaro, sin partido desde 2019 y que por exigencia legal debía integrarse a uno para poder aspirar a renovar su mandato, escogió al PL, de la derecha moderada y que paradójicamente, entre 2005 y 2011, estuvo en el Gobierno de Lula.

«No estamos lanzando a nadie a cargo alguno», pero «la afiliación es un paso para poder pensar en algo más adelante», declaró el líder de la ultraderecha después de que el presidente del PL, Valdemar Costa Neto, le dio la «bienvenida al partido y a 2022», en clara alusión a las próximas elecciones.

«Ya sacamos a la izquierda de Brasil y no queremos que vuelvan», dijo Bolsonaro en referencia al favoritismo de Lula.

Su afiliación congregó a decenas de políticos de diversas vertientes conservadoras y a regañadientes fue saludada hasta por los activistas más duros de la ultraderecha bolsonarista.

De hecho, se espera que muchos legisladores ultras de otros partidos sigan a su líder y engrosen las filas del PL, algo que hizo este mismo martes el senador Flavio Bolsonaro, uno de los dos hijos parlamentarios del gobernante.

Así como para Bolsonaro la política es una cuestión de familia, también pasa por la religión y la fecha elegida para su afiliación fue el festivo local de Brasilia del «Día del Evangélico», una fe mayoritaria en el PL, que incluyó en el acto algunas oraciones.

UN PARTIDO «PRAGMÁTICO» Y EL NOVENO EN LA HISTORIA DE BOLSONARO

El PL forma parte del llamado «centrón», influyente corriente de partidos conservadores, tiene 4 de los 81 senadores, cuenta con 43 de los 513 escaños entre los diputados, gobierna en el estado de Río de Janeiro y tiene 343 de los 5.570 alcaldes del país.

Será la novena formación de Bolsonaro en sus 33 años de vida política, lo que revela su poco apego a la disciplina partidaria.

Para las elecciones de 2018 se presentó por el Partido Social Liberal (PSL), con el que rompió poco después de llegar al poder.

El principal referente del PL es Valdemar Costa Neto, dirigente con más de 50 años de vida pública que entró en la política durante la dictadura (1964-1985) e integró Arena, una formación que formaba la base cívica del régimen militar que Bolsonaro tiene como modelo.

Sin embargo, con el tiempo Costa Neto se reveló un político del mayor pragmatismo, al punto de que en 2002 articuló el nombramiento del empresario conservador José Alencar como vicepresidente de Lula.

Ese pragmatismo también pasaba por negocios oscuros y Costa Neto fue uno de los 25 condenados a prisión por un escándalo de sobornos parlamentarios que casi le cuesta la Presidencia a Lula en 2005.

LULA TRABAJA EN LA SOMBRA CONTRA LA «TERCERA VÍA»

Con sondeos que le atribuyen el apoyo del 50 % de los electores, frente al 25 % que tendría Bolsonaro, Lula trabaja en la sombra e intenta consolidar una coalición de fuerzas de izquierda y centro, a fin de ahondar la división de la llamada «tercera vía».

Esa corriente, formada por quienes rechazan a Lula y a Bolsonaro, tiene una decena de posibles candidatos, entre los que despunta el exjuez Sergio Moro, quien mandó a prisión al antiguo sindicalista, fue ministro del actual Gobierno, salió enemistado con el líder de la ultraderecha y tiene una intención de voto cercana al 10 %.

Esos posibles aspirantes «nini» tienen claros apetitos personales que hasta ahora les impiden confluir en una candidatura única para las elecciones de octubre de 2022.

El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que gobernó entre 1994 y 2002, ya eligió como candidato al centroderechista Joao Doria, gobernador «nini» de Sao Paulo y que, como Moro, pesca votos conservadores y amenaza más a Bolsonaro que al progresismo de Lula.

La elección de Doria generó una fractura en el PSDB, que puede llevar al influyente exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin, un liberal respetado por la banca, a aliarse a Lula e incluso a ser su candidato a vicepresidente, como ambos ya han insinuado.

 

EFE

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