Brasil logró «avances moderados» en sus esfuerzos para eliminar las peores formas de trabajo infantil, pero no alcanzó el nivel básico de protección a menores, según un informe divulgado por la Secretaría de Trabajo de los Estados Unidos, que analizó la situación en 131 naciones.
La falta de fiscalización, las lagunas en la regulación y las desigualdades sociales y económicas figuran entre los problemas que enfrenta el mayor país suramericano para poner coto a la situación.
El informe destaca las medidas tomadas por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para prevenir el trabajo infantil, como la publicación de la denominada «lista sucia» de empleadores que utilizan mano de obra esclava, así como las acciones para prevenir la trata de personas y los subsidios a los más pobres.
No obstante, señaló que las leyes brasileñas no cumplen con todos los estándares internacionales y que falta una adecuada fiscalización para combatir el problema, porque es uno de los países que «carece de un número suficiente de inspectores laborales».
Otro factor señalado en el informe es la falta de acceso a la educación, pues muchos de los menores dejan de ir a la escuela para trabajar, en buena parte por las desigualdades sociales y económicas, ya que muchas familias en el país se ven obligadas a depender del trabajo infantil como una fuente de ingresos.
Trabajo infantil predomina en Brasil
El análisis identificó que en Brasil el trabajo infantil predomina en los sectores de agricultura (azaí, banano, cacao, café, maíz, caña de azúcar, algodón, yuca), la construcción civil y ganadería; mientras que el trabajo forzado, en la minería de carbón vegetal, en la confección, en el trabajo maderero y en las plantaciones de café y caña de azúcar.
En Brasil, la Constitución prohíbe el trabajo de personas menores de 16 años, excepto como aprendiz a partir de los 14 años, y también prevé la prohibición del trabajo nocturno, peligroso o insalubre para menores de 18 años.
El año pasado rescataron a 2.564 niños y adolescentes que se encontraban en situación de trabajo infantil, un número 10 % superior al registrado en 2022, según datos del Ministerio de Trabajo.
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