Buenos Aires.-Buenos Aires no se entiende sin su emblemático Café Tortoni, corazón de la esencia porteña desde su fundación en 1858 y lugar de culto para turistas, y la ciudad, al igual que el local, lloran la pérdida de uno de sus iconos, la placa más antigua del establecimiento.

El pasado 29 de enero, una persona que todavía no fue identificada robó de la fachada una placa de cerca de 120 años de antigüedad, hecha de bronce, que era «como la patente del café», según relató a Efe Nicolás Prado, uno de los gerentes, ya que en ella constaba el año de fundación y el servicio que se brinda, que en aquel momento era el de «casa de helados».

«Era un emblema, un icono del café porque es la placa más antigua que tenemos, alrededor de 120 años. (…) Era como la patente del café, por decirlo de alguna manera, era muy representativa para nosotros», señaló Prado.

Las pesquisas policiales consideran que el hurto se produjo sobre las 23.30 hora local (02.30 GMT) y fue realizado por una sola persona, quien, según el gerente, lo sustrajo por el valor del material y no por su importancia histórica.

«Eso es para fundirlo y cobrar, no creo que sepa el valor histórico, creo que no tiene ni idea de qué se llevó. (Los policías) hicieron los peritajes, averiguaron, tienen la filmación, pero no tenemos novedades, no va a haber novedades, la realidad es esa, ya no existe, pero bueno, el hecho es tratar de evitar que siga sucediendo», agregó.

EL APOYO DE UNA CIUDAD

Los responsables del café, el más antiguo de Buenos Aires, compartieron en sus redes sociales la noticia, que también circuló por los principales medios nacionales, ante lo que la capital se solidarizó de forma inmediata, y es que el Tortoni es un gran atractivo turístico, y a su vez templo cultural, ya que en su interior en otra época se escuchó el canto de Carlos Gardel o las opiniones de Jorge Luis Borges y Federico García Lorca.

«Tuvimos una repercusión buenísima, la gente se siente muy identificada con el café y eso está buenísimo. Nosotros tratamos que el café represente de la mejor manera posible la cultura y la idiosincrasia porteña, es buenísimo que la gente se haya solidarizado con nosotros», dijo.

Instituciones públicas y empresas privadas ofrecieron su ayuda, que en muchos casos contemplaba la financiación de otra placa idéntica, en el mismo material, aunque desde el local, si bien se muestran agradecidos, consideran que el problema va más allá de la presencia o no de una placa en la fachada, frente a la que acontecieron muchos de los grandes hitos en la historia del país.

«No nos sirve a ninguno reponer placas de bronce si se las van a seguir robando, el problema va más de fondo, de hecho nos han ofrecido reponerla y del mismo material, el tema es ¿para qué? poner una placa para que en dos meses la vuelvan a robar… ninguna va a tener el valor histórico que tenía la original», subrayó.

Tiene claro que en algún momento van a poner otra placa, hecha de otro material menos valioso para prevenir posibles robos, aunque por ahora la estrategia pasa por «dejar el espacio un tiempo largo para que se note que falta, completamente con la intención de que falte».

OTROS ROBOS

Esta no es la primera vez que el Tortoni sufre un robo similar, ya que en 2019 otras tres placas fueron sustraídas, aunque «ninguna tan representativa como esta», lo que genera tristeza en Prado, no por el valor material, sino por la falta de «cultura social».

«Es un tema de cultura social, de preservar las cosas que representan a nuestra ciudad y a nuestro país», acotó.

Por suerte para propios y turistas, todavía se conserva una gran cantidad del patrimonio de la época, ya que las sillas, las mesas y todo el mobiliario superan también los 120 años de antigüedad, por lo que el valor del local continúa intacto y volverá a ser el destino de largas colas en las que se mezclan los idiomas, esas que ahora tanto echan de menos por los efectos de la pandemia.

Más allá del robo, los últimos meses fueron muy complicados para el Tortoni, por las restricciones a la movilidad adoptadas para frenar la pandemia de coronavirus, que supuso el cierre por un tiempo de los locales gastronómicos y el cierre de fronteras para los turistas, lo que repercutió seriamente en la ingresos del café.

«Llegó un momento donde el 60 o 70 % de nuestra clientela eran turistas», reflexionó Prado sobre la importancia del turismo para el local.

En las últimas semanas la afluencia de clientes mejoró un poco, aunque sigue lejos de sus niveles habituales, y entre esta actividad, «la ayuda del Estado y mucha buena onda», consiguieron que el local mantenga sus puertas abiertas y aseguran que así va a seguir siendo por muy complicado que sea el contexto.

«Vamos a seguir abiertos no sé cómo, con ayuda de alguien tomando las medidas que haya que tomar, pero el compromiso con el local y con las familias que viven del local es absoluto, vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance», concluyó.

¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!

Facebook X Instagram WhatsApp Telegram Google Play Store