Aunque Latinoamérica es responsable únicamente del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, sus ecosistemas están entre los más vulnerables a los efectos del cambio climático.
Las malas prácticas del sector agrícola ponen más presión para la conservación de los territorios, al mismo tiempo que los efectos de esta situación estarían reflejándose ya en la productividad de las distintas industrias.
“Los empresarios en general han tenido que evidenciar cambios puntuales en los costos de producción como en los insumos, las materias primas, el acceso al uso de la energía y el agua”, advirtió en entrevista con Bloomberg en Línea la coordinadora de Campañas para Greenpeace Colombia, Tatiana Céspedes
Factores atenuantes como la inseguridad alimentaria, la pobreza y las falencias en el acceso a la vivienda digna, ponen a Latinoamérica en una situación más complicada de cara a los efectos que puede tener el cambio climático.
Desde Greenpeace consideran que ciudades costeras como Río de Janeiro están en riesgo por huracanes, mientras que urbes en las montañas de la cordillera de los Andes podrían experimentar riesgos por inundaciones y de deslizamiento.
Advierte que otros territorios ubicados en lugares en donde antes existían diferentes ecosistemas como humedales corren alto riesgo por deslizamiento, nombrando casos como el de Bogotá o Ciudad de México.
Latinoamérica y el Caribe se enfrentan a una disyuntiva, pues mientras el sector agrícola participa con un 47% de las emisiones, por encima del promedio global, es al mismo tiempo una de las industrias que puede sufrirlas mayores consecuencias por el golpe del cambio climático.
Consultado por Bloomberg Línea en Colombia, el climatólogo y director del pregrado de Ciencias del Sistema Tierra de la Universidad del Rosario, Benjamín Quesada, manifestó que en un escenario tendencial de gases de efecto invernadero, los rendimientos de los cultivos de aquí a 2050 se reducirán de 7% a 8% en promedio en la región, basado en cifras del Banco Interamericano deDesarrollo (BID).
Esta situación podría agudizarse por cuenta del aumento de plagas, la escasez de agua o la reducción de nutrientes en los cultivos, que no estarían contempladas en estas simulaciones de impacto.
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