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Aiskel Andrade, directora del Centro de Estudios Regionales de la Ucab Guayana. Foto: Kenmary Hurtado

En 2020, motivados por comprender la compleja realidad de la región, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) creó el Centro de Estudios Regionales (CER) para fomentar estudios sobre cómo viven y se desarrollan los habitantes del estado Bolívar en sus diferentes entornos, considerando factores sociales, culturales y ambientales.

Durante sus inicios, el CER se trazó como meta llenar el vacío de información oficial que existe en la entidad, recopilando datos a través de un observatorio regional propio, que además les permite divulgar el conocimiento que genera a partir de las diferentes líneas de investigación que desarrollan.

Además del fortalecimiento de las bases de datos, han evaluado las condiciones de vida de la población desde la perspectiva del bienestar humano; estudiado el acceso al agua en Bolívar, identificado las principales barreras y el impacto de la actividad minera; y analizado la situación del sector industrial y comercial en la zona.

Sus investigaciones le han permitido confirmar la existencia de grandes desigualdades en la región; el impacto devastador de la actividad minera en las condiciones de vida de los municipios; la necesidad de diversificar la economía regional y promover el desarrollo local; así como la importancia de la participación ciudadana en la búsqueda de soluciones a los problemas regionales.

En una nueva etapa, el CER se prepara para seguir profundizando en el entendimiento de la región a través de la ampliación y planificación estratégica de sus proyectos, cuyo propósito es aportar al diseño de políticas públicas que permitan el desarrollo sostenible de Guayana.

Un panorama local 

La directora del CER, Aiskel Andrade, explica que en el Centro la comprensión de la región se planteó desde la perspectiva del Desarrollo Sostenible, que incluye bienestar humano, modelo económico y preservación del ambiente, y a partir de esas variables construyeron sus estudios.

Ante la ausencia de datos oficiales, y apoyados en la perspectiva nacional que brinda la UCAB a través de su Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), se enfocaron en subsanar la falta de información local con el Observatorio de la Región Guayana y la aplicación de la Encuesta de Bienestar Humano en el estado Bolívar.

«Esa panorámica nacional, en términos de condiciones de vida, le plantea a las regiones un desafío para poder comprender su propia realidad y cómo capturar datos que lo permitan. En ese sentido, hacemos la Encuesta de Bienestar Humano en el estado Bolívar y el Observatorio, proyectos del centro que apuntan a que se pueda desarrollar un sistema de información que supla las necesidades regionales», afirmó Andrade.

En términos medioambientales, el CER se enfocó en el Derecho al Agua, «asociado a poder identificar información que nos permita analizar las barreras de acceso a un derecho que nos parece fundamental, y por supuesto, a obtener información cualitativa en términos de los impactos que la actividad minera está teniendo en la zona sur del estado y en las zonas mineras», añade.

Desde el punto de vista económico, el Centro, adscrito a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCAB, aplicó la primera encuesta piloto de empresas industriales, comerciales y de servicios «para poder tratar de tener una dimensión del tamaño del problema económico que tiene la región».

¿Qué revelaron los estudios?

Para la directora del CER, los datos e investigaciones les han permitido dar con una serie de hallazgos que inician con el poder dimensionar el tamaño de la transformación social y económica que atraviesa Guayana y la comprobación de una de sus hipótesis: la minería no mejora las condiciones de vida de las comunidades sino que las empeora.

«La minería no proporciona desarrollo o bienestar humano. (…) Nosotros podemos decir ahora que los peores índices de bienestar del estado Bolívar justamente los exhiben aquellas localidades cuya actividad fundamental es la minería».

Estos datos también les permitieron crear una visión clara de las desigualdades territoriales y sociales en cada uno de los municipios del estado para un mejor análisis de los diferentes contextos, que explica son muy cambiantes.

Asimismo, han registrado el enorme achicamiento de la economía guayanesa y su impacto en la configuración de un nuevo modelo económico en una ciudad ideada para el desarrollo industrial.

«Pero también hay otro hallazgo importante, la capacidad que tiene la sociedad de este estado de encontrar mecanismos de adaptabilidad, en aquellos casos en los cuales puede hacer algo», agrega Andrade.

Sin embargo, aclara que se mantienen los reclamos por políticas públicas más eficientes «porque son asuntos que la sociedad no puede resolver, la sociedad no puede resolver la precarización o ausencia de empleo, pero son capaces de adaptarse, sobre todo cuando tienen que tomar acción ante lo que ya reconocen en espacios organizativos sociales o familiares, siempre y cuando no involucren asuntos en que los tendría que actuar necesariamente el Estado».

Espacios de alianza

El CER también asumió la coordinación del Foro Guayana Sustentable, un espacio que la UCAB Guayana diseñó hace 25 años para el abordaje de los principales desafíos en el territorio. Para Andrade, en las últimas ediciones han recogido la necesidad apremiante para actores sociales, económicos y académicos de «abrir espacios de colaboración, de intercambio, abrir espacios de vinculación y disminuir el aislamiento».

Insistió en que la universidad, con su capacidad de generar conocimiento, tiene un papel fundamental en este proceso, pero no puede actuar de forma aislada. Por ello, la colaboración multisectorial es significativo para la construcción de políticas públicas adecuadas que promuevan el desarrollo sostenible.

«Seguir insistiendo, impulsando esa necesidad, pero sobre todo, encontrar espacios en la sociedad civil, en la sociedad empresarial, en los gremios, para articular, colaborar y tener esfuerzos comunes que nos permitan apuntalar soluciones comunes», expresó la directora del CER.

Asimismo, sostiene que en el Centro también reconoce la necesidad de desarrollar vínculos con otros institutos o investigadores y compartir conocimientos.

«Lo empezamos a hacer el año pasado con los seminarios internacionales. La idea es tratar de identificar organizaciones que estén trabajando con temas territoriales y regionales en otras latitudes para poder encontrarnos con ellos y fortalecer lazos».

El conocimiento como eje central

Además de generar nuevos vínculos y alianzas, el CER apuesta por la incorporación de nuevas tecnologías de captura de información mucho más veloces que le permitan unir lo cualitativo y cuantitativo en sus investigaciones.

Para Andrade, en esta nueva etapa, el CER seguirá insistiendo en cumplir con una misión fundamental para la UCAB: generar conocimiento que impulse el progreso académico y social.

«Si bien es cierto que la universidad no sería sin sus estudiantes, no lo es tampoco si no genera conocimiento. Entonces la insistencia de la universidad en la investigación es porque sin conocimiento, sin generación de conocimiento, no es posible que la Universidad avance», agrega.

Nuevas estrategias

Ahora, el CER ha establecido una serie de objetivos para consolidar sus investigaciones y fortalecer su impacto en la región.

En primer lugar, la sistematización y publicación de los resultados de investigaciones, así como fortalecer el Observatorio de la Región Guayana con nuevos indicadores para analizar la dimensión ambiental.

También se proponen iniciar estudios sobre la viabilidad económica de proyectos locales, buscando impulsar el desarrollo regional.

En general, están enfocados en fortalecer sus líneas de investigación e incorporar nuevas temáticas que les permitan convertirse en un actor clave en la construcción de conocimiento sobre la región Guayana y en la búsqueda de soluciones a los desafíos que enfrenta el territorio.

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