El pasado sábado, el Teatro Angostura se convirtió en el escenario de una experiencia musical inolvidable, con la celebración de la Presentación de Clausura por el 48° aniversario del Núcleo Ciudad Bolívar de El Sistema. Este evento no solo marcó el cierre de una semana de actividades conmemorativas dentro del «Vive El Sistema Fest», sino que reafirmó el poder transformador de la música y el talento cultivado durante casi cinco décadas en esta emblemática institución.

Bajo la batuta de Carmiris Flores, encargada del Programa de Orquesta Preinfantil y de Erick Hernández, encargado del Programa de Orquesta Infantil, los jóvenes músicos brindaron una presentación que tocó fibras profundas en cada espectador, con un repertorio cuidadosamente seleccionado que navegó por la tradición sinfónica, la cultura popular y la historia musical universal.

Repertorio que emocionó y unió generaciones

La Orquesta Preinfantil, integrada por más de 80 músicos abrió con “Chamambo”, una pieza que combina el ritmo latino y la frescura de la juventud, ideal para introducir la energía vibrante de los más pequeños de la orquesta. Fue recibido con sonrisas y aplausos, visiblemente emocionado por la calidad de la interpretación y la cohesión de los niños sobre el escenario.

Le siguió uno de los himnos más universales de la humanidad: “Himno a la Alegría”, de Beethoven, en una adaptación que logró unir el espíritu de fraternidad con la potencia sonora de la orquesta. No se trató solo de una ejecución técnica, sino de una interpretación que transmitió un mensaje claro: la música une, transforma y da esperanza.

La pieza “Pompa y Circunstancia” de Edward Elgar trajo consigo un aire de solemnidad y orgullo, recordando ceremonias históricas y celebraciones solemnes.

Por otra parte, le correspondió a la Orqueta Infantil quienes protagonizaron uno de los momentos más vibrantes del evento al interpretar la “Marcha de Radeztky”, de Johann Strauss. En una tradición que ya forma parte de los conciertos sinfónicos del mundo, el público participó con palmas y sonrisas, en una comunión sonora que hizo temblar las paredes del Teatro Angostura.

El primer movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven fue otro de los puntos más destacados del concierto. El famoso motivo inicial resonó con fuerza, precisión y profundidad, en una interpretación que puso en evidencia la rigurosidad formativa que El Sistema ha sembrado en sus jóvenes intérpretes.

La obra fue seguida por “Los Toreadores”, pieza del aclamado Georges Bizet, que trajo un aire dramático y teatral a la velada. El dinamismo de la ejecución y la expresividad de los músicos dejaron claro que no solo estaban tocando notas, sino contando historias a través de sus instrumentos.

El broche de oro llegó con una joya de la música venezolana: “Viajera del Río”, de Manuel Yánez, en una majestuosa orquestación realizada por Orlando Flores. Esta pieza, profundamente arraigada en la identidad del estado Bolívar, fue interpretada con una emotividad palpable por parte de la niña Alexa Marín. El público, compuesto por familiares, docentes y músicos se levantó en aplausos al reconocer la melodía que ha acompañado generaciones enteras a orillas del Orinoco.

El maestro Dino Pronio, director del Núcleo Ciudad Bolívar expresó que el Concierto Final no fue solo una muestra artística, sino la culminación de un proceso formativo y social que ha impactado a cientos de niños y jóvenes en Ciudad Bolívar. Bajo la dirección del Núcleo y con el apoyo de instituciones y empresas que se han convertido en Padrinos mágicos, este aniversario se vivió como una reafirmación de la promesa que El Sistema sigue cumpliendo: hacer de la música una herramienta de transformación social.

“Desde su fundación, el Núcleo Ciudad Bolívar ha sido un espacio donde el talento nace, crece y florece. Con un teatro lleno de emoción, quedó claro que el legado de estos 48 años seguirá resonando por mucho tiempo más”, culminó diciendo.

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