Caracas. Como si de un mal sueño se tratase, Venezuela echa la vista atrás y siente que el calendario se paró en aquel 4 de diciembre de 2005, cuando la oposición decidió no presentarse a las elecciones legislativas. Han pasado 15 años y la historia se repite. Nuevamente, el chavismo hará pleno. «Déjà vu».
A no ser que haya un giro inesperado y sorpresivo en la política venezolana en los próximos 3 meses, la suerte está echada, tal y como ocurrió en los comicios parlamentarios de hace 15 años, después de que los partidos opositores decidieran no concurrir a la votación por razones que, en su mayoría, se repiten en 2020.
¿REPETIR ERRORES O ACIERTOS?
A tan solo 6 días de la jornada electoral de 2005, el partido Acción Democrática (AD) tomó la decisión de retirarse de la contienda por no confiar en el Consejo Nacional Electoral (CNE) y no contar con garantías suficientes para ejercer el voto de manera secreta, tal y como contempla la Constitución.
De inmediato, el Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei), que había recibido el rechazo del CNE a su solicitud de posponer las elecciones, se sumó a la retirada, que fue secundada por Primero Justicia (PJ).
El efecto dominó se impuso y arrastró también a la formación Proyecto Venezuela (PRVZL) -creada a partir de una escisión del Copei-, que llegó a ser uno de los partidos más importantes de la oposición del país caribeño
PRVZL, que esgrimió las mismas razones que el resto de opositores, sumó el agravante de «especulaciones de fraude», término al que en pleno 2020 se recurre en los círculos opositores de manera constante, desde el día en que se oficializó la convocatoria electoral.
Tres lustros atrás, de un total de 5.516 candidaturas presentadas inicialmente, sumando aspirantes titulares y suplentes, se retiraron 558, todas ellas del ala dura de la oposición, lo que dio el triunfo absoluto e indiscutible al oficialismo con la totalidad de escaños.
Las coaliciones Movimiento V República-Unidad de Vencedores Electorales (MVR-UVE) y Bloque del Cambio se hicieron con los 167 curules que formaban la Asamblea Nacional y que se incrementarán en 110 en la próxima legislatura, pasando a estar formada, por primera vez, por 277 diputados, por decisión del CNE.
Y la historia se repite. El acierto o error de poner en manos del oficialismo el Parlamento sin disputarlo en la contienda está de nuevo sobre la mesa. La estrategia de 2005, cuyo fin era presionar al chavismo, no funcionó. ¿Habrá tropiezo en la misma piedra o queda algún as en la manga para remediarlo? La incógnita se despejará en apenas tres meses.
A RÍO REVUELTO, GANANCIA DE PESCADORES
Igual que lo hiciera el entonces presidente Hugo Chávez (1999-2013), hoy Nicolás Maduro critica la decisión del bloque opositor liderado por Juan Guaidó por su decisión de no concurrir a las próximas elecciones.
Pero Guaidó no solo recibe críticas del oficialismo, sino también de actores políticos opositores, entre los que destaca el dos veces candidato a la Presidencia y líder de Primero Justicia, Henrique Capriles, quien considera un grave error la decisión de abstenerse de participar.
Capriles lo tiene claro: «si deja una rendijita, tenemos que meter la mano en esa rendijita y después meter el pie, para que no se cierre la puerta. Nadie hubiese imaginado que fueran a salir presos, quizás hay una rendijita».
Y ese hueco que ve el líder de PJ está en los comicios, una oportunidad para «seguir luchando» por el cambio en Venezuela que no se debe desaprovechar.
«La pelea es peleando, no tuiteando», dijo Capriles la pasada semana durante un discurso virtual dirigido a los ciudadanos, que no dejó a nadie indiferente, y en el que dejó claro que no admite que sus rivales en el seno de la oposición de digan «cómo pensar».
Y mientras Guaidó no mueve un ápice su postura, dirigida -según sus detractores- por el Gobierno de Estados Unidos, su rival opositor en la contienda avanza en sus propuestas, pese a no poder participar de ellas en primera línea de fuego por estar inhabilitado para el quehacer político activo.
Las disputas públicas en la oposición dan alas al chavismo que, sin demasiado esfuerzo, se encamina a repetir el resultado de los comicios del 2005, replicando así una historia de aciertos o errores.
ELECCIONES DE 2015 EN EL OLVIDO
Las previas de las elecciones legislativas de 2015 tampoco estuvieron exentas de polémica, pero en aquella ocasión, la oposición supo sacar rédito político y logró capitalizar una situación de la que, 5 años más tarde, parece haber perdido el control.
En aquella ocasión, el debate se abrió por la demora del CNE, según la oposición, en hacer pública la fecha para la celebración de los comicios y el arranque de las postulaciones e inscripciones de candidatos.
Ante la insistencia, Maduro, señaló que «sectores extremistas están tratando de presionar al CNE para que anuncie la fecha de las parlamentarias» y recordó que «le corresponde al Poder Electoral decidir, como indica la Constitución, cuándo es la fecha, sin presiones de ningún tipo».
Los opositores convocaron a manifestaciones en diferentes ciudades del país para que se diera a conocer de inmediato el día fijado para la jornada electoral e, incluso, el líder de Voluntad Popular Leopoldo López, quien se encontraba en prisión, comenzó una huelga de hambre como medida de presión.
La entonces presidenta del CNE, Tibisay Lucena, rechazó «la campaña por parte de algunos grupos políticos que pretenden imponer su voluntad» y manifestó que algunas organizaciones cuyos intereses no son de orden electoral «han desarrollado toda una campaña para el desprestigio de la institución y la generación de tensión política en el país, alrededor de especulaciones, manipulaciones y mentiras».
Finalmente, el 22 de junio de 2015, quedó fijada la fecha para los comicios: el 6 de diciembre.
Superada esta traba, surgieron otras y la oposición desarrolló su campaña entre protestas y el descontento por la gestión del Ejecutivo y del CNE, pero, a pesar de todo, concurrió a las elecciones. Y ganó. Sin embargo, en este momento, pesa más el recuerdo de 2005, más presente que nunca. La historia se repite. «Déjà vu».
EFE noticias
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